ATENCIÓN PRIORITARIA A LA

Ricardo Joya

ATENCIÓN PRIORITARIA A LA "ELECCIÓN DE VIDA" DE LOS JÓVENES.

En México, de cada 10 estudiantes que ingresan a la universidad, solamente dos la concluyen y se estima que la deserción escolar le cuesta al país, 18 mil millones de pesos al año, de acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía (INEGI).

Solamente 17 % de los mexicanos, con edades entre 25 y 64 años, logran estudios universitarios. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indica que México se ubica en los últimos lugares entre los países miembros del organismo, cuyo promedio es de 37 %, de acuerdo con el estudio Panorama de la Educación 2017. Solamente Brasil, China, India, Indonesia y Sudáfrica, se ubican por debajo de México.

Actualmente, miles de egresados de bachillerato están en condiciones de buscar una oportunidad para acceder a los estudios de educación superior. Y surgen las preguntas: ¿Exactamente para qué soy bueno?, ¿Cuáles son mis talentos?, ¿Qué se me facilita?, ¿Qué me apasiona como para hacerlo durante 10 horas?, ¿Cómo podré subsistir?

Esas interrogantes deben responderse a los 17 años, cuando llega el momento para elegir los estudios de nivel superior, en un país donde solamente 3 de cada 10 jóvenes puede ingresar a la universidad.

Las familias mexiquenses desean que sus hijas e hijos puedan acceder a estudios superiores, porque es una condición para lograr mejores condiciones económicas. De quienes tienen estudios de educación superior 80 % logran obtener un trabajo remunerado.

Los ingresos -de acuerdo con la OCDE- están relacionados con el nivel de estudios. Poseer un título de educación superior permite obtener el doble de ingresos, que quienes solamente tienen estudios de nivel medio superior. Quienes concluyen estudios de técnico superior universitario, pueden ganar hasta 30 % más, con respecto a las personas con bachillerato.

Por ello, la enorme expectativa de lograr un espacio en el nivel superior. Una gran aspiración, para quienes desean estudiar y para sus familias. La pregunta es ¿los jóvenes llegan en la mejor condición para decidir "a qué se dedicarán en su vida"? Su aprendizaje depende de muchos factores, entre ellos: la calidad de los maestros, de los materiales, de los planes de estudio, del conjunto de elementos del sistema educativo en general.

El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) dio a conocer (Noviembre 2017) que casi la totalidad de planteles de Educación Media Superior en México cuenta con una adecuada infraestructura física; sin embargo, una proporción significativa carece de laboratorios, salas de maestros, servicios básicos de agua y energía eléctrica, y presenta problemas de mantenimiento.

Una gran cantidad de escuelas no cuenta con computadoras, internet y acervos biblio-hemerográficos, fundamentales en la formación de los estudiantes, y aún prevalecen –en gran número de maestros- estilos de enseñanza verticales y herramientas tradicionales de evaluación, a pesar de que el entorno se ha modificado sustancialmente.

Se estima que hasta un 40 por ciento de los estudiantes se equivoca al momento de elegir una carrera, y más allá de analizar sus aptitudes, talentos o competencias, se ven motivados por

cuestiones económicas, de prestigio o la presión de padres y amigos, lo que provoca –al momento de cursar su licenciatura- frustración, deserción escolar y subocupación laboral.

Al cierre de 2017, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, del INEGI, indica que la ocupación alcanzó un nivel promedio de 59.3 %, que es la menor proporción de personas en el mercado laboral en 13 años, y seis de cada 10 trabajadores subsisten en la informalidad.

Es así que no se trata de un asunto menor para quienes están por decidir qué estudiar en el nivel superior… si están entre los afortunados para hacerlo, porque en México, solamente tres de cada 10 jóvenes, entre 18 y 22 años de edad, pueden asistir a la universidad.

En las familias debería fortalecerse el diálogo con los jóvenes y romper aquel paradigma de que "aún no están maduros para decidir" y por ello, su familia elige. Lo mejor será acercarles la información más adecuada para orientarles -a partir de sus talentos, aptitudes y hasta actitudes-, y que tomen la mejor decisión posible.

Es urgente, también, que las autoridades fortalezcan los mecanismos llamados de "orientación vocacional" y se constituyan en "descubrimiento de vocación" desde el nivel básico y hasta medio superior, porque más allá de los costos económicos al país, estamos hablando del desarrollo de millones de jóvenes mexicanos.