Cerca del 49 por ciento de los estudiantes en América Latina no puede “identificar la idea principal de un texto, conectar piezas de información proveniente de distintas fuentes o reflexionar acerca del propósito y la forma de los textos leídos”. Esa cifra es más del doble de lo reportado por los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que se ubica en 24 por ciento.
El Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) 2019, elaborado por la UNESCO para evaluar los aprendizajes de estudiantes de primaria, es una de las bases del documento “Educación en tiempos de pandemia”, emitido por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el gobierno de Noruega.
Al analizar el impacto de la pandemia por Covid-19 en el ámbito educativo, se identificó que el confinamiento y el uso cotidiano de la tecnología para impartir-recibir educación a distancia, significó un aumento en la brecha de aprendizaje, así como un impacto en las competencias y habilidades cognitivas, socioemocionales y físicas, necesarias para el desarrollo de personas plenas y productivas.
En ese sentido, las competencias socioemocionales -que son las habilidades relacionadas con la capacidad para adaptarnos a los distintos contextos de la vida-, son habilidades relevantes para el mundo actual, donde la incertidumbre es parte del día con día.
Se plantean tres habilidades socioemocionales clave del Siglo XXI: habilidades de comunicación que representan la capacidad para manejar información, negociar y representar ideas; habilidades de colaboración, donde la empatía y la capacidad de trabajar en equipo son esenciales, y habilidades de autonomía, donde se ubican la perseverancia y autorregulación.
De manera particular, el ERCE 2019 evaluó tres habilidades: empatía, apertura a la diversidad y autorregulación escolar. Lamentablemente, en México la empatía y autorregulación presentaron resultados negativos, y se destacó la necesidad de que las y los docentes reciban la formación adecuada para desarrollar las competencias socioemocionales en sus estudiantes.
Se indica la necesidad de actuar en tres ejes: primero, programas que mejoren la relación docente-alumno; segundo, iniciativas para promover las competencias socioemocionales en estudiantes, donde la capacitación a docentes es fundamental, y tercero, programas para desarrollar esas competencias de los docentes.
Es innegable que el impacto de la pandemia en el proceso de enseñanza-aprendizaje aún no se dimensiona del todo, pero sí hay datos que acreditan la necesidad de aplicar políticas públicas para revertir el daño en el ámbito educativo, pero mientras eso ocurre, que sigan las marchas y los problemas esenciales están sin resolverse.
El Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) 2019, elaborado por la UNESCO para evaluar los aprendizajes de estudiantes de primaria, es una de las bases del documento “Educación en tiempos de pandemia”, emitido por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el gobierno de Noruega.
Al analizar el impacto de la pandemia por Covid-19 en el ámbito educativo, se identificó que el confinamiento y el uso cotidiano de la tecnología para impartir-recibir educación a distancia, significó un aumento en la brecha de aprendizaje, así como un impacto en las competencias y habilidades cognitivas, socioemocionales y físicas, necesarias para el desarrollo de personas plenas y productivas.
En ese sentido, las competencias socioemocionales -que son las habilidades relacionadas con la capacidad para adaptarnos a los distintos contextos de la vida-, son habilidades relevantes para el mundo actual, donde la incertidumbre es parte del día con día.
Se plantean tres habilidades socioemocionales clave del Siglo XXI: habilidades de comunicación que representan la capacidad para manejar información, negociar y representar ideas; habilidades de colaboración, donde la empatía y la capacidad de trabajar en equipo son esenciales, y habilidades de autonomía, donde se ubican la perseverancia y autorregulación.
De manera particular, el ERCE 2019 evaluó tres habilidades: empatía, apertura a la diversidad y autorregulación escolar. Lamentablemente, en México la empatía y autorregulación presentaron resultados negativos, y se destacó la necesidad de que las y los docentes reciban la formación adecuada para desarrollar las competencias socioemocionales en sus estudiantes.
Se indica la necesidad de actuar en tres ejes: primero, programas que mejoren la relación docente-alumno; segundo, iniciativas para promover las competencias socioemocionales en estudiantes, donde la capacitación a docentes es fundamental, y tercero, programas para desarrollar esas competencias de los docentes.
Es innegable que el impacto de la pandemia en el proceso de enseñanza-aprendizaje aún no se dimensiona del todo, pero sí hay datos que acreditan la necesidad de aplicar políticas públicas para revertir el daño en el ámbito educativo, pero mientras eso ocurre, que sigan las marchas y los problemas esenciales están sin resolverse.