¡SÚBALE, SÚBALE!

Oscar Glenn

¡SÚBALE, SÚBALE!

Paradójico, irónico, curioso y al final triste, fue lo que vimos este lunes en que cientos de concesionarios de servicio de transporte público en la modalidad de taxi, a instancias de algo llamado “Movimiento Nacional de Taxistas”, bloquearon avenidas e hicieron un paro de sus unidades en el Zócalo de la CDMX, en la Plaza de los Mártires de Toluca y en las diferentes plazas centrales de diferentes municipios para protestar porque las autoridades no han impedido que plataformas digitales a través de APP´s, como Uber o Didi, les ganen el pasaje.

Es paradójico porque cuando las autoridades de movilidad del estado lanzaron en la Gaceta el 20 de marzo de 2018, los lineamientos para el Ordenamiento del Transporte muchas de las organizaciones de transportistas se opusieron y descalificaron la intención de propiciar calidad, accesibilidad y seguridad para el desplazamiento de personas y de garantizar el derecho humano a la movilidad o de contribuir al desarrollo, porque lo consideraron una medida insensible y unilateral. Si lo hubieran cumplido desde el principio habría aumentado su competitividad y el estado hoy tendría que abogar por ellos.

Es irónico, porque hoy le piden a la autoridad que intentó, cuando menos, vender la idea de que el ordenamiento mejoraría el servicio de transporte con una especie de estándar de calidad y seguridad, pero a esa misma autoridad muchos taxistas le regatearon el cumplimiento de la serie de requisitos, presionaron para que disminuyeran o se dieran más prórrogas para su cumplimiento, de tal forma que sigue habiendo taxis irregulares, taxis colectivos y bases foráneas, operadores sin certificar y hasta autos sin verificación vehicular. ¿A esa misma autoridad que han doblegado en diferentes formas le piden que hoy los proteja de la competencia que considera desleal?

Es curioso porque se dice que hay al menos 168 mil concesiones de transporte público, y más de cien mil en proceso de regularización, entre taxis y autobuses, y son muy pocas las cosas buenas que los usuarios pueden hoy decir de los concesionarios y operadores; pero aún peor es que hay decenas de empresas y organizaciones de transportistas por todo el estado que no hemos visto que agreguen valor al servicio y quieren que les quiten de enfrente la competencia a la que orillaron a los usuarios a preferir. Bizarro.

Es triste porque hoy la mayoría de los usuarios no ven en las organizaciones de transportistas más que mecanismos de presión política con mecanismos de autodefensa casi gangsteril, dónde lo último que importa es el pasajero y lograr más condonaciones, más tolerancia, más concesiones y menos responsabilidad. Doblemente triste que no se quieran percatar que el futuro los alcanzó, la tecnología les coqueteó y ante su indiferencia los rebasó, regresando al usuario el poder de escoger lo que le represente más calidad, seguridad y conveniencia garantizada. ¿Qué están dispuestos a hacer y ofrecer hoy para que los prefiera la gente?

El sexenio pasado, el gobierno estatal ofreció a los taxistas concesionados una plataforma tecnológica para competir con Uber y nunca trascendió por desconfianza o comodidad, pero hoy se tienen que replantear. Es eso, o dejar de lado su concesión, mejorar su unidad, cambiar su servicio y asociarse a una de esas empresas que aborrecen. ¡Súbanle! ¡Súbanle!

Ya la Secretaría de Gobernación a nivel federal y el Presidente de la Cámara de Diputados del Estado de México, Maurilio Hernández, accedieron a dialogar con los inconformes, de no acceder a sus exigencias, amenazan con volver a manifestarse. Muy triste y necio es que no entiendan que se trata es de ofrecer calidad para ser competitivos, dado que hay más usuarios que transportistas y asegurar las condiciones para la movilidad es el bien superior. ¿En serio creen que hay retorno? No se engañen, es vuelta prohibida.