Imagogenia: Percepción presidencial

Martha Nava

Imagogenia: Percepción presidencial

La imagen es consecuencia de la percepción y cómo se vio en la reciente encuesta publicada recientemente por el periódico Reforma, la imagen del presidente Enrique Peña mejoró -así como lo leen, es una mejora mínima pero al menos ya no va a la baja- aunque la reputación de su gestión sigue sin ser positiva.

Antes que nada hay que tomar en cuenta que Enrique Peña Nieto como presidente representa una figura que por su investidura naturalmente se debe de percibir con valores como autoridad, respeto, poder y capacidad aunado a un conjunto de elementos correspondientes al contexto que también toma en cuenta a cada uno de los personajes que encabezan los rubros propios de la actual administración. Hay que verlo desde el punto de vista de los axiomas de la imagen que indican que: la imagen de la titularidad -Enrique Peña y su gabinete- y de la institución - en este caso PRI- permea en sus miembros, así las acciones del gabinete impactan directamente en la imagen del Presidente y de su partido.

Entendido lo anterior también hay que considerar que como ciudadanos tendemos a señalar al Presidente desde aspectos clave como sus mensajes en los discursos -que seguramente alguien le arma y que en definitiva son altamente estudiados aunque no lo parezca- y también por temas que afectan directamente la dinámica social como el lamentable hecho del socavón de hace un par de semanas en Cuernavaca -aunque no estuviese enterado del asunto, como líder de la administración él es el responsable-.

La encuesta aplicada a líderes y ciudadanos quienes casi por igual no aprueban la actual administración de Enrique Peña Nieto aunque esta desaprobación bajó un 5% en comparación con la encuesta que realizó este mismo medio en enero de este año.

Todo parece indicar que las áreas que más han afectado la imagen del presidente son el combate a la corrupción -de nueva cuenta la palabra que se sigue asociando a lo político- y la inseguridad, sin dejar atrás temáticas como pobreza y crimen organizado. Aunque también recordemos que no todo es malo, las áreas que salieron "mejor" evaluadas son: educación, salud y empleo -su desaprobación fue de 44%, 46% y 61% respectivamente, la realidad es que no son cifras alentadoras-.

En general y a pesar de la mejora en su percepción, la imagen del Presidente es mala no se ha trabajado en ejercer una comunicación efectiva y transparente -un claro ejemplo es La Casa Blanca que tanto enfureció en su acción y su reacción-, no existe un efectivo manejo de crisis ya que en su mayoría las respuestas son tardías y poco acertadas; lo que se suma a una gestión deficiente -que por momentos se proyecta descontrolada- tanto así que el 80% de los entrevistados considera que Peña Nieto no tiene control sobre su administración, es decir pareciera -porque no dudo que exista ya que la percepción al inicio de la administración era diferente- que no hay una imagen estratégica de fondo.

Esto deja más preguntas que respuestas aunque a mi parecer la principal es si será que el Presidente y su gabinete podrán mejorar considerablemente la imagen de su gestión frente al 2018 como para asegurar las elecciones, sólo el tiempo dirá.


@Mar_Naa

Martha Nava Argüelles