Ahora más que nunca, cordialidad en el hogar

Ricardo Joya

Ahora más que nunca, cordialidad en el hogar

Con todo lo desafiante que ha sido el inicio y con las complicaciones –de las que han dado cuenta diferentes medios de información-, el ciclo escolar 2020-2021 comenzó en todo el país para los niveles básico y de media superior, y el mayor peso ahora recae en las familias, quienes deben asumir el reto de orientar y dirigir el aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes, pero sobre todo los menores.

En ese contexto, toma relevancia un planteamiento que hace Eduardo Andere –especialista en educación e investigador de la Universidad de California- en su libro: La Cultura del Aprendizaje: Hogar y Escuela del Siglo XXI.

Andere expone "lo que más sucede o debiera suceder" en -lo que él denomina- "las escuelas que aprenden y piensan", y señala 10 características, que ahora no profundizaré, para concentrarme en una de ellas: Cordialidad.

El especialista en temas de educación explica que "el estrés puede empobrecer las habilidades de aprendizaje y las habilidades para resolver problemas en tanto daña la comunicación entre el lóbulo límbico y la corteza prefrontal. En condiciones extremas el estrés puede afectar también la capacidad de memoria".

En ese sentido, explica que es necesario un ambiente cordial tanto en la escuela como en el hogar –ahora más en el hogar, cuando las niñas y los niños deben estar con la "telemaestra"-, porque es indispensable para aumentar la probabilidad de aprendizajes y buen comportamiento, pero advierte que la cordialidad no significa simulación, porque –explica- "familias separadas pueden ser cordiales y familias no separadas pueden ser agresivas".

La cordialidad no se establece por decreto: "A partir de hoy todos deben ser cordiales", porque entraña un buen trato en lo esencial, respetuoso y de confianza entre los miembros de la familia; además de que debe existir un ambiente propicio para el estudio y las relaciones sociales productivas y en colaboración.

De hecho, la Universidad de Harvard –a través de un estudio sobre familia- identificó que la cordialidad es una cualidad que permea en todas las edades y en todos los niveles escolares, porque la cordialidad le gusta al cerebro, y por el contrario, la tensión reduce la capacidad de concentración del niño y eso impacta en la atención que es esencial para el entendimiento, el conocimiento y el aprendizaje.

Así que, no podemos negar que el espacio ideal para el aprendizaje son los sitios creados para ello, como lo son las escuelas, pero debemos ajustarnos a esta nueva realidad –que nada tiene de normal- porque de lo contrario, podríamos condenar a una generación a que no aprenda lo suficiente para su desarrollo en todos los ámbitos de la vida.

Ahora, más que nunca, es fundamental la cordialidad en el hogar.