¿Ya paso lo peor?

Oscar Glenn

¿Ya paso lo peor?

Varias veces me he hecho esa pregunta y con más frecuencia últimamente quizá un tanto como deseo y otro tanto como duda, en medio de una crisis sanitaria por el Coronavirus que se ha extendido en el tiempo de una manera impensable y ha acentuado en paralelo otra crisis económica que está nublando la vida de muchas familias que ven como se agotan sus posibilidades de ingresos para la subsistencia y no son siquiera candidatos a recibir algún tipo de apoyo social.

Los cálculos del daño económico fluctúan señalando que entre ocho y doce millones de personas en México quedarán sin empleo, algunos ya lo resintieron desde el mes de abril y batallan para salir adelante esperando que esto mejore, porque eso sí, la esperanza a muchos nos mantiene de pie.

La urgencia económica es precisamente uno de los impulsos para que mucha gente no haya accedido en este tiempo a quedarse en su casa y arriesgarse a salir a riesgo de contagiarse y prolongar la Pandemia, mientras se acumularon propuestas diferentes grupos políticos, sociales y económicos proponiendo al gobierno federal cambiar la forma de intervención y generar un seguro de desempleo, un programa de apoyo con ingreso básico o algo con el nombre que fuera para darles un respiro, no forzarlos a endeudarse, ni a disponer de los ahorros para le retiro que por si, no han prometido mucho rendimiento ni gran tranquilidad para la etapa de jubilación y menos mermados. Pero eso no ha pasado.

Entramos a la Nueva Normalidad desde el 1 de junio. ¿Acaso ya pasó lo peor? No. Y tampoco se acabaron las incoherencias ni los mensajes cruzados entre el Jefe Politico y los científicos de la Salud, peor, se acentuaron las diferencias con algunos gobernadores que no asimilaron las inconsistencias en la información ni en las decisiones para intentar reactivar la vida social y económica en el país. Le sumamos que a la propia Organización Mundial de la Salud le hayan inquietado las incongruencias en la información difundida.

Después de dos semanas de "Nueva Anormalidad" donde el ritmo de contagios de este maldito virus no disminuyen, el número de muertos sigue aumentando y la gente cada vez menos dispuesta o con menos posibilidades de quedarse en casa se escapa preguntar ¿ya pasó lo peor? No.

Aún faltaba conocer el Decálogo presidencial para volver a la normalidad que se resume en: Ya hice lo que tenía que hacer con la Pandemia, cuídense solos, sean optimistas, récenle a quien puedan yo me voy de viaje, donde no tenga que estar bajo la presión de tomar decisiones y resolver problemas en serio. Durante la gira le contagiamos ánimo al pueblo.

¿Ya pasó lo peor? Para el cierre del Lunes con un mapa re-coloreado en tono naranja que empuja a 16 estados a tratar de volver a la normalidad, sin decrecimiento de contagios; sumamos que protestar en caravanas motorizadas con ruido de "claxonazos" en repudio al Presidente, al mandatario le da risa; el gobierno solo para los que le apoyan sin cuestionar; se sostiene que la contratación de Médicos Cubanos no afrenta ni amenaza a los especialistas mexicanos; ahora sabemos que ve con cierta normalidad que secuestren al que tiene, porque ¿quien le mandó tenerlo? Y ¿ya pasó lo peor ?

La lección es que los ciudadanos aun tenemos la capacidad de hacer por nuestra cuenta que pasen cosas mejores. ¡Ojalá!