Es preocupante que el crimen organizado o el poder disfrazado de sicario, opere tan fácil y descaradamente para callar a los periodistas y que México por esta razón sea el tercer país más peligroso para ejercer el periodismo, sólo por debajo de Siria y Afganistán.
Lo malo es que no sólo se trata de prometer acciones a favor de los periodistas sino que vivimos en un país donde la codicia de los políticos combinada con la corrupción y los grupos criminales, han secuestrado la seguridad y la tranquilidad de los más de 121 millones de mexicanos que diariamente lo único que deseamos es que regrese la paz y el orden.
La mejor forma de defender a los periodistas, es que las autoridades, sean del color que sean, se comprometan a que regrese el Estado de Derecho y a combatir la corrupción para que a través del respeto a la Ley podamos edificar la nación que merecemos ser desde hace muchos años pero que tristemente se sigue colapsado por la maldad de quienes asesinan no sólo a periodistas sino a niños, jóvenes, mujeres o ancianos, sin que ninguna autoridad pueda detenerlos.
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