De alcaldesas

Oscar Glenn

De alcaldesas

Ojalá

Por @OscarGlenn

El municipio de San José del Rincón, vivió un fin de semana de disturbios por las manifestaciones de algunos pobladores que reclamaron violentamente a la alcaldesa, Ana María Vázquez, la falta de seguridad y colusión de policías locales con presuntos integrantes de grupos del crimen organizado que, según relatan, se han adueñado de esa región, para extorsionar y cobrar el infame “derecho de piso” a quien ejerza alguna actividad redituable y sin resistencia posible. Algo que como “secreto a voces” se dice ocurre en cada vez más lugares de este país sin que al parecer alguien sea capaz de remediarlo.

La furia ciudadana -según testimoniaron- llevó a la turba a prenderle fuego a un módulo de policía, una patrulla y a la casa de la alcaldesa en represalia por sentirse desatendidos e indefensos en una especie de revancha salvaje que sólo al calor de la ira puede tener lugar.

Significativo precedente ha dejado, porque no fue un intento de linchamiento a criminales sorprendidos en flagrancia, lo cual por si es reprobable, sino que se atentó contra la autoridad municipal -la figura de representación teóricamente más cercana- lo que evidenció la debilidad actual de esta figura y deficiente articulación con otros niveles, para encargarse de la seguridad, más allá de la posible incompetencia o desatención de la gobernante al sentir de la población.

San José, es solo un ejemplo de la impotencia que pueden estar viviendo en tantos otros municipios del país, donde sus capacidades han sido rebasadas pero sus pobladores y territorios siguen siendo un botín apetitoso difícil de resguardar, si no es con el apoyo realmente decidido y bien pensado por parte del estado mexicano.

En esta idea, son de referir también los dichos de la Alcaldesa de Tijuana, quien opta por pedir a los criminales que cobren sus facturas a quien se las deba, pero no se metan con la población civil que no tienen nada que ver con ellos, y así evidencia que no siente capacidad ni respaldo para hacerles frente y salir bien librada, ni con eventual apoyo de las fuerzas federales.

En el cierre de una semana estremecedora en la que diferentes episodios violentos en Jalisco, Guanajuato, Chihuahua y Baja California, alteraron a la sociedad que trataba de asimilar como los criminales mostraron su poder letal desbordando sin ninguna consideración para la sociedad o a quienes deberían imponer la ley, ha crecido la polémica respecto a la idea de subordinar la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, y esta embestida para algunos fortalece el sentido de tal idea.

Pero antes de avanzar más en la militarización de la seguridad pública y pasar sobre la Constitución como hasta ahora se pretende ¿no se debería analizar y diseñar mejores formas de fortalecer y articular debidamente las policías municipales y estatales, para evitar que todo este “cáncer” se sigan arraigando? Ojalá se pensará en una intervención integral.