La pelea por el presupuesto

Javier Martinez

La pelea por el presupuesto

**Alianzas de partidos deben evitar confusión en el voto**

**Triste informe de Alfredo del Mazo**

Los gobernadores que integran la Alianza Federalista y los gobernadores de Acción Nacional han levantado la voz para solicitar que el presupuesto del 2021 sea equitativo y distribuido con base a las aportaciones que los estados hacen a la federación vía recaudación fiscal y aportaciones al Producto Interno Bruto. En contraparte, el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha manifestado que muchos de los estados de la Alianza deben 700 mil millones de pesos por retención de ISR, ISSSTE y FOVISSSTE, no sin antes pedir respeto para la investidura presidencial.

Ante la carencia de una Cámara de Diputados equilibrada y en donde el Ejecutivo nacional puede hacer lo que quiera, los gobernadores ven la necesidad de pelear desde sus estados un presupuesto que les permita atender las necesidades de sus gobernados, situación que se antoja difícil este año, porque el presupuesto lo decide el Congreso de la Unión y en este momento tiene la mayoría de Morena y sus aliados.

Ante la situación se espera que el presidente y su partido focalicen los recursos en el sur del país, de tal manera que los estados beneficiados seguirán siendo: Tabasco, Oaxaca, Chiapas y por supuesto, los proyectos como el Tren Maya que también abarca Yucatán y Quintana Roo, la refinería de Dos Bocas y otros más que está negociando con el PRI, como el Tren México-Toluca.

En otros espacios hemos mencionado que, si los partidos opositores quieren obtener más recursos, parar a López Obrador o al menos obligarlo a realizar consensos, tienen que ganar más espacios en la Cámara de Diputados federal en el 2021; de otra manera el presidente seguirá operando a su antojo, tanto el presupuesto como las decisiones políticas.

La lucha de los gobernadores se entiende desde la perspectiva de sus necesidades y la carencia de bancadas de diputados que puedan dialogar con el presidente o con Morena; sin embargo, entablar una plática con Andrés Manuel López Obrador es casi imposible, cada vez se parece más a quienes odia, por tanto, ni los ve, ni los oye; generar un estrategia de negociación con sus pares de Morena en el Congreso de la Unión es también muy difícil, ya que están supeditados a lo que diga su jefe.

Desafortunadamente como todos los gobernadores, tienen mucha cola que les pisen y no tienen una figura que pueda enfrentar al presidente, las deudas que tienen, la falta de obra en sus estados, la inseguridad, los conflictos con el presidente -que no tiene tolerancia a las crítica, ni escucha voces disidentes- son parte de los impedimentos para lograr un esquema de repartición de recursos adecuada.

Amenazar con romper el Pacto Federal es muy arriesgado si no están listos para una separación de la República, porque el radicalismo de López Obrador es de ‘estás con él o contra él’, sabedor de que tiene en sus manos el Congreso de la Unión no hará que tenga la mínima intención de reunirse con ellos y mucho menos otorgarles el presupuesto deseado, con este panorama, la lucha se vuelve desigual.

A La Mayoría Silenciosa le tiene que servir de experiencia los problemas que han enfrentado los estados, la forma de gobernar de Andrés Manuel López Obrador e incluso la distribución de recursos en los municipios para tomar decisiones en el futuro, si están a gusto refrendar en las urnas su voto, si no están contentos, equilibrar los Congresos tanto federal como estatal para que haya contrapesos en el poder.

En México

El juego de las alianzas es un arma de dos filos para los partidos políticos de oposición, por un lado, tiene la premisa de ganar el mayor número de espacios en el Congreso de la Unión y en los estados, y por el otro lado, los amarra en lo local, esto debido a los criterios emitidos por el INE, quien ha dictaminado que para evitar confusiones en La Mayoría Silenciosa, si los partidos hacen alianza en lo federal en algún distrito, también tienen que hacerla en los municipios y distritos locales.

Esto tiene amarrados a los partidos políticos, ya que necesitan una operación casi quirúrgica para ganar el máximo de espacios y equilibrar el poder con Morena, pero al mismo tiempo dejar contentos a sus bases que elección tras elección quedan inconformes con los acuerdos cupulares de los partidos políticos.

En el Estado de México

Tarde, sin cifras contundentes y con la sospecha de violentar la ley, llegó el Tercer Informe de Alfredo del Mazo Maza, en un acto político que se realizó en Palacio de Gobierno ante un contado número de invitados, en donde no estuvieron los diputados locales ni federales del Partido Revolucionario Institucional (PRI), debido a las medidas sanitarias generadas por la pandemia de COVID-19.

Para La Mayoría Silenciosa solo hubo mensajes de solidaridad y trabajo en equipo, incluso un intento por mostrar un gobierno dinámico "que no se detiene", no es necesario desmentir nada, la realidad se percibe a diario. Fue tan poco lo logrado en este año que el mensaje estuvo plagado de lo que Alfredo del Mazo hizo en los últimos tres años.

Obvio, como en todo acto político y monólogo de informe, la autocrítica falló, no hubo cifras contundentes de sus avances de gobierno, no reconoció la inseguridad, no admitió su limitado apoyo a las mujeres con los programas sociales, los compromisos para resolver los problemas de La Mayoría Silenciosa brillaron por su ausencia, no hay metas a futuro para disminuir la inseguridad. Así las cosas, con el triste informe de Alfredo del Mazo.