Legalidad, congruencia y unidad

Oscar Glenn

Legalidad, congruencia y unidad

Después de un año de haber ganado la Elección Presidencial, el titular del Ejecutivo Federal, Andrés Manuel López Obrador ha festejado y dejado patente que su obstinación es grade, y sabe usar la aclamación de maneras innovadoras que quizá no imaginabamos.

Las buenas intenciones que le caracterizan, expresadas de manera admirablemente sencilla para la complacencia de quienes le siguen y con fe dan sus métodos por válidos e infalibles por el simple hecho de ser diferentes a lo que sus antecesores hicieron, lo mantienen contento y convencido que su idea de justicia va caminando.

Y quizá serían muchos otros los que seguirían apoyando y sumándose a su proyecto, si no hubiera faltado a una de sus premisas fundamentales: "Por encima de la Ley nada, al margen de la Ley nadie". Amnesia selectiva, parece, cómoda relatividad también.

Pero el criterio voluntarioso del Presidente, que se apoya en la ley vigente cuando conviene y la esquiva con trucos pseudo legitimadores cuando le estorba, han sido la conducta más preocupante y decepcionante para los críticos y escépticos, incluso para los que en algún momento pensamos que la alternancia en México vendría bien, en un estado presumía instituciones fuertes para resistir tentaciones descabelladas.

Debatir resultados después de siete meses de gobierno, en una sociedad polarizada, -que es por cierto un adjetivo que hemos tenido que usar mucho más de lo deseable- parece un ejercicio ocioso ante quienes recurren a la cómoda posición que lo favorable es mérito del nuevo mandatario y lo negativo es parte de la herencia infame; pero hay que seguir haciéndolo, con todo y las descalificaciones que se han vuelto habituales.

Regodearse de los alcances de su voluntad y poder presidencial actual, de lo radical de sus métodos, hasta mofarse ofreciendo un "disculpen las molestias, estamos trabajando, aunque no les guste nuestra forma" respaldado además por el dominio que ejerce en el Congreso con la mayoría de los legisladores atentos a sus indicaciones; afortunadamente no logra desaminar y ojalá provoque a agudizar la inteligencia para evaluar con la mayor serenidad posible sus hechos, dichos y resultados.

Falta mayor congruencia y responsabilidad para procurar y no solo enunciar la unidad de los mexicanos a la que eventualmente llama en medio de la euforia de algunos mítines, pero luego desecha usando nuevas descalificaciones y mensajes contradictorios cuando enfrenta cuestionamientos o evidencia de sus desaciertos.

El jueves pasado, por primera vez en la historia, la Cámara de Diputados aprobó, en sesión extraordinaria, el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, elaborado por el Ejecutivo federal, tan elemental y eso si, congruente con su idea que gobernar no es gran ciencia, legitimó el que deberá ser uno de los principales referentes para calificar sus resultados, en ese nivel, su legado de aniversario, ojalá nos vaya bien.