La democracia es una aspiración, un ideal, pero también una manera de tomar decisiones entre los miembros de una comunidad y, es a través de ella, que se puede impulsar el desarrollo de una nación. Es la consolidación de este sistema que nos ha obligado a pactar y ceder.
Muchos cometen el error de confundirla con el gobierno de la mayoría o que la representa una sola persona, pero olvidamos que nuestra sociedad es plural y contradictoria. La unanimidad no tiene cabida en nuestro sistema político porque la sociedad es esencialmente diversa.
La historia nos ha demostrado que en una democracia nadie gana todo y para siempre, lo vimos con el PRI que durante 71 años manejó las riendas de esta nación. Durante siete décadas en México sabíamos quién sería el próximo presidente antes de que se celebrara la jornada electoral. En el México reciente, hemos tuvimos la oportunidad de vivir en democracia y esto ocurrió con la victoria de Vicente Fox. Esta victoria representaba un hartazgo que fue manifestado con protestas, participación ciudadana y votos, pero desafortunadamente no entendimos lo que esto implicaba y nos tomó desprevenidos.
Desafortunadamente, con la victoria de Fox, el pueblo mexicano no entendía que la democracia necesitaba algo más que el voto del pueblo y que era necesario sumar, seguir trabajando y establecer las bases para crear una serie de prácticas y costumbres ciudadanas que no entendíamos en ese momento. La democracia mexicana ha costado mucho y requiere de una participación activa de la población.
Con la victoria de la 4T tenemos una segunda oportunidad histórica y que no debemos desaprovechar. Es en esta administración que vemos destellos de regresión autoritaria y en cada conferencia mañana se amenaza a nuestro sistema democrático con acusaciones sin fundamento y que alimenta un estado de conflicto permanente.
No podemos olvidar las lecciones que nos ha dejado el pasado. Este sistema político requiere de vigilancia continua y si la descuidamos, la semilla de la intolerancia la puede romper y resquebrajar.
No podemos dejar a nuestra democracia a la deriva como algo deseable, lejano, abstracto e inconcluso. Este país se merece un gobierno transparente que pueda atender los problemas de manera eficiente y que pueda lograr la paz.
Feliz año para todos los lectores y que todos sus anhelos se hagan realidad.
Dr. Arturo Argente Villarreal
Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno
Tec de Monterrey
Campus Toluca.