Y es que a la cumbre del G-20 que sirve precisamente para reunir a los jefes de gobierno, el presidente sencillamente decidió no asistir; enviando en su lugar al canciller Marcelo Ebrard.
En los últimos días se han celebrado importantes eventos internacionales, y no me refiero al Gran Premio de México, ni mucho menos a la boda en Guatemala de Santiago Nieto; sino a los eventos entre líderes de Estado.
La pregunta NATURAL es: ¿A qué le teme nuestro presidente?
Y es que a la cumbre del G-20 que sirve precisamente para reunir a los jefes de gobierno, el presidente sencillamente decidió no asistir; enviando en su lugar al canciller Marcelo Ebrard.
Sí, tal como lo escucha: ahí donde estuvieron Merkel; Macrón; Biden y el resto de jefes de gobierno, el gran, y a la vez diminuto ausente, fue López Obrador… ¿tendrá éste cosas más
importantes en su agenda?
Ebrard solo pudo tomarse fotos con los jefes de Estado por los pasillos; pues lógicamente nadie estuvo interesado en crear reuniones específicas con México sin su presidente.
En el caso de la COP sucedió prácticamente lo mismo. Es tan evidente la poca importancia que el presidente le da a las relaciones diplomáticas que incluso confundió a cuál había mandado al canciller.
Por otra parte, la COP no evoluciona: los líderes más importantes del mundo dicen que están preocupados por el medio ambiente, pero ya por años, poco han logrado aterrizar.
Por último; ayer López Obrador, asistió a la instalación del consejo de seguridad de la ONU, sin embargo, a diferencia de las anteriores, a este evento no asistieron los jefes de gobierno.
AMLO desarrolló su narrativa de corrupción, con ideas poco reales y complejas; resulta irrisorio que se empecine a dicho discurso, cuando México ha caído en los principales rankings en la materia, y cuando en las noticias somos testigos de una realidad muy alterna.
Yo soy Isidro O`Shea y esta es mi colaboración para el noticiero de Óscar Glenn.
La pregunta NATURAL es: ¿A qué le teme nuestro presidente?
Y es que a la cumbre del G-20 que sirve precisamente para reunir a los jefes de gobierno, el presidente sencillamente decidió no asistir; enviando en su lugar al canciller Marcelo Ebrard.
Sí, tal como lo escucha: ahí donde estuvieron Merkel; Macrón; Biden y el resto de jefes de gobierno, el gran, y a la vez diminuto ausente, fue López Obrador… ¿tendrá éste cosas más
importantes en su agenda?
Ebrard solo pudo tomarse fotos con los jefes de Estado por los pasillos; pues lógicamente nadie estuvo interesado en crear reuniones específicas con México sin su presidente.
En el caso de la COP sucedió prácticamente lo mismo. Es tan evidente la poca importancia que el presidente le da a las relaciones diplomáticas que incluso confundió a cuál había mandado al canciller.
Por otra parte, la COP no evoluciona: los líderes más importantes del mundo dicen que están preocupados por el medio ambiente, pero ya por años, poco han logrado aterrizar.
Por último; ayer López Obrador, asistió a la instalación del consejo de seguridad de la ONU, sin embargo, a diferencia de las anteriores, a este evento no asistieron los jefes de gobierno.
AMLO desarrolló su narrativa de corrupción, con ideas poco reales y complejas; resulta irrisorio que se empecine a dicho discurso, cuando México ha caído en los principales rankings en la materia, y cuando en las noticias somos testigos de una realidad muy alterna.
Yo soy Isidro O`Shea y esta es mi colaboración para el noticiero de Óscar Glenn.
