Ni judicialización de la política, ni politización de la justicia

Oscar Glenn

Ni judicialización de la política, ni politización de la justicia

El caso de Hernán Bermúdez, hoy prófugo de la justicia acusado de ser un líder criminal de alta peligrosidad, con la agravante que fue secretario de seguridad en Tabasco y lejos de combatir al crimen lo encabezaba, cuando Adán Augusto López Hernández fue gobernador de aquella entidad; está cimbrando al morenismo y sus figuras, empezando por el mismísimo ex secretario de Gobernación y actual coordinador de los senadores del partido oficial, quien de manera un tanto forzada trata de afrontarlo.


Importante prueba y oportunidad tiene ante sí el gobierno y el partido en el poder, cuando se tiene como antecedente los cada vez más severos señalamientos del Gobierno de Estados Unidos, afirmando que los grupos del crimen organizado actúan en contubernio con el gobierno, o están incrustados y tienen una gran influencia sobre el mismo.


Es la ocasión para mostrar que en México verdaderamente ni se politiza la justicia ni se judicializa la política, basado esto además en las muestras de autonomía que deberá aportar la FGR para ir a fondo en este caso y poner cada cosa en su lugar, con elementos suficientes fincando las responsabilidades procedentes, para despejar cualquier asomo de duda tanto al interior como al exterior. No está sencilla la prueba. Ojalá sentaran un buen precedente que despejara dudas y para ello tendrían que “rodar algunas cabezas”.