Mire Usted, en un país como este, la descomposición social se disfraza de pobreza, para encubrir actos increíblemente aterradores, demenciales, perturbadores. Le platico, Tadeo nació en la Ciudad de México, y fue sepultado en un panteón del municipio de Iztapalapa, al cumplir 3 meses. No resistió distintas intervenciones quirúrgicas, y me pregunto, ¿Por qué y para qué exhumaron y robaron el cuerpo de Tadeo? ¿Qué hacía o quien arrojó su cuerpo entre los desechos de comida de una prisión en Puebla? La sociedad demanda respuestas y el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, con la repugnancia que lo caracteriza, sólo atina a decir que “Va a aparecer mucha porquería en todo esto”. ¿Es en serio? ¿Apenas se dio cuenta de la podredumbre en las cárceles? Claro, esto debe ser noticia para quien gobierna desde sentado en su oficina.
La teoría de todos, y que niegan o se rehúsan a creer las autoridades, es que Tadeo fue utilizado para transportar droga al interior del penal. Murió el 5 de enero tras ser sometido a cirugías abdominales. Su minúsculo ataúd fue abierto en el cementerio de Iztapalapa en la Ciudad de México y no, no estaba. Su cuerpo fue robado. Ante cientos de preguntas, solo queda esperar las respuestas de una autoridad que “descansa el sueño de los justos”. Le cuento algo, el panteón de San Nicolás Tolentino, donde hurtaron el cadáver de Tadeo, es uno de los cementerios más socorridos por santeros para obtener huesos humanos.
De acuerdo con investigaciones periodísticas, los sepultureros llegan a vender osamentas completas por hasta 7 mil pesos, o cheque esto, un combo, que incluye un cráneo y la columna vertebral con el fémur, hasta 4 mil pesos. Incluso, se puede conseguir polvo de huesos humanos, desde una tasa, hasta una cazuela de un kilo de capacidad, por 2 mil pesos.
El caso de Tadeo ha destapado el horror con el que se vive en México. Sepultureros comerciando osamentas, sin que los familiares de estas personas enterradas tengan alguna idea de ello, y luego están los santeros, quienes las adquieren para rituales de esas cosas tan extrañas del mundo de los espíritus; o esos cuerpos que pudieran utilizarse para transportar droga… Carajo ¿Qué hicieron con el cuerpo de Tadeo, caray? Y pensar que crimen pudo pasar desapercibido, como muchas cosas. Seguiremos con este tema. Mi twiter @raulmandujano.
La teoría de todos, y que niegan o se rehúsan a creer las autoridades, es que Tadeo fue utilizado para transportar droga al interior del penal. Murió el 5 de enero tras ser sometido a cirugías abdominales. Su minúsculo ataúd fue abierto en el cementerio de Iztapalapa en la Ciudad de México y no, no estaba. Su cuerpo fue robado. Ante cientos de preguntas, solo queda esperar las respuestas de una autoridad que “descansa el sueño de los justos”. Le cuento algo, el panteón de San Nicolás Tolentino, donde hurtaron el cadáver de Tadeo, es uno de los cementerios más socorridos por santeros para obtener huesos humanos.
De acuerdo con investigaciones periodísticas, los sepultureros llegan a vender osamentas completas por hasta 7 mil pesos, o cheque esto, un combo, que incluye un cráneo y la columna vertebral con el fémur, hasta 4 mil pesos. Incluso, se puede conseguir polvo de huesos humanos, desde una tasa, hasta una cazuela de un kilo de capacidad, por 2 mil pesos.
El caso de Tadeo ha destapado el horror con el que se vive en México. Sepultureros comerciando osamentas, sin que los familiares de estas personas enterradas tengan alguna idea de ello, y luego están los santeros, quienes las adquieren para rituales de esas cosas tan extrañas del mundo de los espíritus; o esos cuerpos que pudieran utilizarse para transportar droga… Carajo ¿Qué hicieron con el cuerpo de Tadeo, caray? Y pensar que crimen pudo pasar desapercibido, como muchas cosas. Seguiremos con este tema. Mi twiter @raulmandujano.
