Nosotros somos responsables

Ricardo Joya

Nosotros somos responsables

El número de contagios no desciende; al contrario, desde hace más de dos semanas todos los días aumenta. Hace más de un mes, la Asociación Nacional de Directores de Funerarias (ANDF) informó que estaba lista para atender hasta 600 muertes diarias en el país. Ya se superaron las 500 en un solo día, y –de acuerdo con las propias estadísticas de la Secretaría de Salud federal- México es el país de América Latina con la mayor tasa de letalidad por Covid-19.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que aún estamos en medio de la primera oleada mundial. El director ejecutivo del organismo, Mike Ryan, explicó que prevalece una etapa "en la que la enfermedad realmente sigue aumentando", por lo que hizo un llamado para no relajar las medidas de control demasiado rápido… y en México, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, anunció que reiniciará sus giras de trabajo… y las personas no acatamos las medidas de prevención como la sana distancia o el uso de cubrebocas.

Adicionalmente, el Banco de México estimó que el Producto Interno Bruto podría caer hasta 8.8 % en 2020, debido a la pandemia y planteó tres escenarios. En el mejor de ellos, podría haber una recuperación de apenas 4.1 % el próximo año.

Por otra parte, el área de estudios de Banamex advirtió que los indicadores –tanto de salud como económicos- continúan empeorando y se teme que las tendencias persistan, "especialmente si los mensajes optimistas que transmite el gobierno, inducen a la población a volver a sus actividades normales, cuando la curva epidemiológica está lejos de aplanarse". Vamos a una devastación.

Lamentablemente, el escenario es complejo y poco alentador, pero pareciera que el presidente "tiene otros datos" que lo llevan a comunicar de una manera diferente, pero poco efectiva, si consideramos que los objetivos principales tendrían que ser preservar la salud de la población, contener la propagación del virus y equilibrar la actividad económica del país. Sin embargo, la comunicación en la pandemia ha sido errática y contradictoria.

Desde los mensajes iniciales de que no eran tan grave, de que no había motivo para distanciarse, de que las estampitas eran suficientes para protegerse, o que no era necesario el uso de cubrebocas, además de los cambios permanentes en la fecha del "máximo pico de contagios", o las modificaciones en el reinicio de las actividades escolares: primero el 20 de abril, luego que sería en mayo y más adelante para el 1 de junio. La confusión que han provocado los mensajes, han hecho que se pierda credibilidad en lo que dice la autoridad.

El gobierno sí es la instancia que debe hacer que las personas respetemos las indicaciones de salud; sí debe generar las condiciones para que la actividad económica no tenga un impacto negativo tan profundo; sí debe atender las necesidades básicas de los centros hospitalarios y las clínicas para que se recuperen los enfermos; sí debe proveer los insumos fundamentales para el personal de salud; sí debe cuidar que los factores macroeconómicos no se desestabilicen como para que el PIB se contraiga tanto; pero tampoco puede poner un vigilante junto a cada mexicano para que cumpla las disposiciones.

Pero –como lo referí en otro comentario-, citando al Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz: "Un mexicano es un problema siempre, para otro mexicano o para sí mismo". Porque nos gusta la fiesta; porque somos muy expresivos en el afecto; porque nos encanta dar abrazos y besos; porque somos como "muéganos" y vamos a todos lados "en bola"; y porque la muerte "nos pela los dientes".

Ahora, el problema es que las condiciones que nosotros mismos hemos creado, podrían terminar en una devastación que no se veía desde 1932, porque no quisimos comprender la gravedad del virus, y en estas fechas ya se nota que desde el 10 de mayo, los festejos estuvieron "re-buenos", porque el número de personas contagiadas no ha descendido.

Tarde o temprano tendremos que volver… en esas condiciones, desde mi perspectiva, de irresponsabilidad de muchas personas.