Opinión y Análisis del Dr. Arturo Argente

Para que un político pueda alcanzar el poder necesita de carisma y de una circunstancia que refleje una molestia popular y entonces, como decía el filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset: “Esta realidad circunstante forma la otra mitad de mi persona: solo a través de él puedo ser yo mismo”.

El mundo vive en un péndulo político y un ejemplo claro de los contrastes políticos que se vive en Latinoamérica lo podemos ver en la Argentina. Un candidato libertario de ultraderecha ganó las elecciones primarias presidenciales. Javier Milei representa una respuesta clara a 40 años de fracaso de la política argentina. Actualmente, la situación en Argentina es deplorable como herencia del peronismo (movimiento de centro izquierda) y, sobre todo, de las malas gestiones durante el Kirchnerismo y el desastre fiscal que se armó en la administración de Fernando de La Rúa. Esta negligencia política llevó a la Argentina a tener una hiperinflación que ronda en el 115%, un tipo de cambio de 350 pesos por dólar y la suspensión de importaciones de productos básicos. Todas estas circunstancias permitieron el avance de la ultraderecha de Javier Milei que quiere adoptar el dólar estadounidense como la moneda oficial de Argentina y abolir el Banco Central.

Este caso argentino refleja como el desencanto de un pueblo puede causar variaciones en las preferencias políticas de un país y se balancean entre los extremos de la escala ideológica típicamente de derecha a izquierda y viceversa. Este tipo de cambio de gobierno no es nuevo, es un fenómeno que se ha visto muchas veces a lo largo de la historia desde la Revolución francesa que pasó de ser un movimiento libertario hacer un régimen de terror y después al autoritarismo de Napoleón Bonaparte lo que vemos es siempre una historia similar, una circunstancia que crea una historia de descontento.

Así ha sucedido en otros países de la región. En Chile pasaron de la centro izquierda de Bachelet a la derecha de Sebastián Piñera y luego fue de regreso a la izquierda de Gabriel Boric y ahora parece que la ultraderecha será la nueva opción en Chile; Brasil pasó de los gobiernos de Ignacio Lula da Silva y Dilma Rousseff de izquierda a la extrema derecha de Jair Bolsonaro para terminar regresando a Lula.

La mayoría de la gente no vota ideológicamente pensando en Carlos Marx o Adam Smith, la gente vota emocionalmente votan porque le cae bien quien se postula o contra quien detestan, es un voto emocional y no ideológico.  México es un país que muestra esta realidad con claridad y lo es porque a diferencia de muchos otros en nuestra región, las ideologías están desdibujadas.  Lo real es que no apoyamos un gobierno por sus ideas ni por sus acciones ni por sus logros, lo hacemos por las circunstancias que enfrenta un país y porque se genera una convicción del candidato que lucha por alcanzar el poder, porque nos hace sentir cerca, aunque no sea cierto, porque sentimos que es alguien que piensa en nosotros y cuando eso deja de funcionar el péndulo político cambia el sentir de una sociedad de izquierda, se va a la derecha y viceversa,  votando con el corazón, con la esperanza de que todo va a mejorar y dejamos de votar en base a las propuestas.

Se debe de modificar la inercia que ha terminado por consolidar el caldo de cultivo de la actual clase política que nos gobierna. La conocida frase de Ortega y Gasset "yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo", alude precisamente al hecho de la inseparabilidad del “yo” de los elementos que lo rodean y por tanto la necesidad de adaptación del “yo” al medio, pero también al revés. Somos nosotros, como sociedad, los responsables de los escándalos políticos que atestiguamos en nuestro día a día, teniendo en su mano la posibilidad de evitarlo mediante el voto, pero también se deben cambiar las circunstancias de todo político que no deberían determinarlo, sino potenciarlo para aspirar a trascender desde una mirada más humanitaria y que impacte a toda la ciudadanía.

Dr. Arturo Argente Villarreal

Escuela de Derecho

Tec de Monterrey

Campus Toluca.