Cierre del Gobierno ante la falta de acuerdos. El Shutdown y los efectos esperados

Cynthia Valeriano

Cierre del Gobierno ante la falta de acuerdos. El Shutdown y los efectos esperados

PERSPECTIVAS


Opinión y análisis  de Cynthia Valeriano


Entre tantas noticias de impacto global  como la firma de la primera fase del acuerdo de paz entre Hamas e Israel, los premios nobel, los impactos materiales y humanos del cambio climático, etc.. se nos ha pasado de largo hablar sobre un fenómeno que no deja de parecer extraño cuando sucede en países con instituciones fuertes y estables: el cierre de gobierno.


Estados Unidos ha cerrado parcialmente la operación de los servicios, dejando únicamente abiertos al público aquellos considerados como debido a que el Congreso no aprobó el presupuesto federal para el siguiente ejercicio fiscal en el plazo limite: el 30 de septiembre. A ese cierre temporal se le conoce como government shutdown o simplemente shutdown.


¿Qué es un shutdown y cuál es su fundamento jurídico?


Un shutdown ocurre cuando el Congreso (Cámara de Representantes y Senado) no aprueba a tiempo las leyes de asignación de gasto necesarias para financiar las agencias (instituciones) y programas federales (como el programa de salud por ejemplo). En Estados Unidos la Constitución otorga al Poder Legislativo la facultad exclusiva de aprobar el presupuesto, como en el caso de México, con una salvedad, mientras en nuestro congreso, mecanismos como “parar el reloj legislativo” se ha utilizado como una estrategia para aprobar el presupuesto fuera de plazo o de plano llevar la discusión hasta el último día del año. En el caso de Estados Unidos, sin una Ley de Presupuesto vigente, las agencias federales no tienen autorización para gastar dinero en actividades no esenciales. El resultado práctico: servicios paralizados y empleados federales suspendidos sin derecho a sueldo; ciertos pagos y programas se suspenden temporalmente o quedan en espera hasta que se consigan los fondos necesarios.


¿Que si sigue funcionando?, todas las áreas de gobierno relacionadas con la seguridad nacional, control del tráfico aéreo, operaciones militares críticas ó emergencias continúan; sin embargo, programas o servicios como inspecciones sanitarias o comerciales hasta seguros públicos, se ven afectados.


El cierre de gobierno se origina fundamentalmente por falta de acuerdos políticos en el congreso, este año la discusión se ha centrado en evitar recortes en áreas sensibles e importantes para la agenda de los demócratas como el Obamacare, así como intentar suavizar la postura del gobierno federal en torno a los cambios en la política arancelaria, la seguridad fronteriza y gasto excesivo en defensa que complicó la construcción de acuerdos, el bloqueo se extendió porque varias propuestas presentadas en el Congreso no lograron los votos necesarios para convertirse en ley.


Por supuesto la preocupación de los ciudadanos es mayor debido a la forma en la que se reduce la actividad económica: los pagos a los empleados federales y los proveedores del gobierno o la entrega de subsidios y apoyos sociales se retrasan lo que provoca una caída del consumo y la inversión. Por otro lado, los trámites, inspecciones o verificaciones para la entrega de licencias y permisos se demoran lo que entorpece la actividad económica, y agencias como las que administran seguros o datos (inflación, empleo) suspenden publicaciones. Los analistas estiman que cada semana de cierre reduce en un 0.1% el PIB y el efecto se acumula entre más dure el cierre.


Pero más allá del efecto económico, el shutdown afecta también la percepción de los ciudadanos en torno a la eficiencia del gobierno lo que se traduce en costos políticos que pagará aquel que tenga una menos capacidad para controlar y dominar la narrativa en los medios de comunicación y hemos visto la habilidad con la que Trump ha salido muy fortalecido en la discusión, lo que endurece aún más las posturas ya que para el votante norteamericano, es fundamental que sus representantes sean percibidos como “fuertes”, por lo que el que ceda, deberá pagar el costo en las elecciones intermedias.


Y claro, siempre que tocamos estos temas, la pregunta obligada que nos hacemos como país vecino es ¿y a nosotros en que nos afecta esta situación?, en primer lugar,  esta semana seguramente veremos un ajuste en los pronósticos de crecimiento económico para Estados Unidos, que de por si venían pesimistas por los efectos de la política comercial, lo poco que han disminuido las tasas de interés, la baja inversión en tecnología, etc. por lo que el cierre añade un riesgo adicional para pronosticar un crecimiento menor, lo que implica una menor demanda de bienes que comercializamos de ese lado de la frontera.


Estados Unidos representa al mercado más importante del mundo, no solo por el número de consumidores sino por el ingreso per cápita y la cultura de consumo que tienen, por lo que los retrasos en aduanas, inspecciones y certificaciones pueden frenar importaciones y exportaciones, principalmente si el cierre se mantiene hasta la entrada en vigor de las nuevas medidas comerciales anunciadas por Trump e incluso sectores como el turismo, que de por si viene con bajas considerables en lo que va del 2025 también puede sufrir un duro impacto ya que los museos auspiciados por los recursos públicos también se mantienen cerrados.


A pesar de lo anterior, debemos considerar que el shutdown es más un espectáculo político en donde se miden fuerzas partidistas y se busca obtener ganancias electorales, principalmente cuando la discusión se acerca a los periodos de elección, es una falla normativa del mecanismo presupuestario que genera costos reales para los ciudadanos y las empresas dentro y fuera de Estados Unidos, para México, la lección es doble: reconocer que dependemos fuertemente de la estabilidad económica de nuestro vecino y por ende, debemos prepararnos para amortiguar esos ajustes económicos y en segundo lugar fortalecer nuestras propias instituciones presupuestarias y la diversificación económica para reducir vulnerabilidades externas.


Mención aparte, entender que la dinámica política en una democracia puede tener enormes desafíos, pero que la distribución de los pesos y contrapesos políticos serán siempre preferibles a la concentración de poder en pocas manos partididistas que termine por monopolizar la discusión.


 


MGPP Cynthia Valeriano López


Profesora de Economía


Tec de Monterrey, Campus Toluca


cvaleriano@tec.mx