Acaba de celebrarse el 10 de mayo fecha en que festejamos a las madres de nuestro país. Las plazas, los restaurantes, las florerías y tiendas de regalos estaban atascadas para comprar un regalo a la mamá.
Es curioso, pues a pesar de que la manera en que la mujer ha cambiado la maternidad algunas tradiciones aún perduran, como esta de festejar a la madre; sin embargo, vale la pena aprovechar este momento para hacer una reflexión de su papel en la actualidad pues básicamente hay una división en cómo la mujer de la ciudad es diferente a la del campo.
Hemos hablado que el Estado de México es multicultural, contrastante y diverso. ¿Sabían que por cada 93.8 hombres hay 100 mujeres?
En nuestra entidad habitan 8 millones 353 mil 540 mujeres, volumen que las posiciona como el grupo de población por sexo de mayor proporción en el estado.
Hablar de las mujeres que viven en nuestra entidad no es cosa menor, ya que representan un número similar a la suma de la población total de los estados de Zacatecas, Quintana Roo, Aguascalientes, Tlaxcala, Nayarit, Campeche y Baja California Sur.
Por motivos culturales, históricamente las mujeres sólo realizaban tareas relacionadas con el cuidado de las personas y el trabajo doméstico, hoy las cosas han cambiado hasta cierto punto, ya que en zonas rurales y del campo aún siguen desempeñando tales papeles a diferencia de las que habitan en la ciudad quienes además de ser profesionistas y madres de familia se preocupan por su imagen y bienestar.
Lo anterior derivado del acceso a la información, de la educación y de los modelos que se van estableciendo en la zonas desarrolladas que han permitido que los procesos de autoreconocimiento de los derechos que tenemos las mujeres y nuestras capacidades permiten el aumento de nuestra presencia en los distintos ámbitos de la sociedad.
Su empoderamiento, la equidad de género y la igualdad de oportunidades beneficia a todos y no solamente a nosotras, porque en la medida que conozcamos los beneficios de la educación y el desarrollo, podremos seguir reforzando las acciones positivas para impulsar el desarrollo de un Estado fuerte y así poder consolidar un progreso que brinde oportunidades para todos.
Por ello es importante que los gobiernos estén prestos a atender las necesidades de las mujeres de nuestro estado, trabajar en impulsar el cambio cultural sobre la percepción de esta con el fin de impulsar su educación y su desarrollo.
Hoy muchas mujeres que nos escuchan o leen, manejan su auto, son empresarias, utilizan el internet, van a la escuela; no obstante sigue habiendo un gran porcentaje que viven en la pobreza y en la desigualdad poniéndolas en situaciones de alta vulnerabilidad.
Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indica que una madre mexicana del sector rural trabaja 75% más que una brasileña, colombiana, ecuatoriana o uruguaya; 53% más que un hombre y 4 horas más que las madres que viven en las zonas urbanas.
Si trabajamos para tener a mujeres empoderadas, educadas, fuertes y autosuficientes brindaremos a nuestro Estado la gran oportunidad de transformarlo porque sí es cierto, los hombres participan en la educación de los hijos, pero las mujeres a pesar de que trabajamos y emprendemos, seguimos al pendiente del desarrollo de nuestra familia.
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