Opiniones

América Latina y su moneda común

América Latina y su moneda común
Perspectivas #3
Opinión y Análisis de Cýnthia Valeriano

No han sido pocas las ocasiones en las que reiteradamente se ha hablado de avanzar de forma decidida en el proceso de integración económica de América Latina, tampoco han sido pocas, las ocasiones en las que dichos intentos no pasan de declaraciones trasnochadas, principalmente a partir de reuniones regionales en donde se habla de los esfuerzos comunes, las problemáticas compartidas, el rezago económico de algunas regiones del continente y por supuesto las oportunidades y fortalezas que pueden derivarse de un proceso de integración.

Lo anterior, fundamentalmente soportado por la visión técnica de las cifras económicas de cada país en un contexto independiente, ya que, por un lado, se encuentran países como Brasil cuyo Producto Interno Bruto es de 1,608 mmd (sólo para el cierre del 2022), constituyéndose así como la economía más grande de la región y por otro lado una situación tan dramática como la de Haití o Guatemala con apenas 72,420 mdd, es decir, una diferencia de más de 22 veces el tamaño de una economía frente a la otra.

De ahí la poco probable integración económica regional que al mismo tiempo, agudiza los efectos de la pobreza en el continente, la migración, los índices de violencia, inseguridad y mercados ilícitos y muestra su peor rostro a través de una pobreza difícil de detener.

Pese a ello, cada inicio de gobierno en Brasil, Argentina, Chile o Colombia suele plantearse la idea sólo para descartarse unas semanas después. Sin embargo, parece que estamos ante la primera propuesta seria para caminar hacia una integración económica entre dos países emblemáticos: Brasil y Argentina y enfatizo en que se trata de una propuesta seria porque trabajará sobre la base de la creación de una moneda común, que en principio no sustituiría ni al peso argentino ni al real brasileño, pero que tiene como objetivo ofrecer una alternativa para compensar el intercambio comercial y romper la dependencia económica y financiera del dólar americano.

El sur, proponen que se llame dicha moneda, propuesta apoyada por los ministros de finanzas de cada país, a pesar de la enorme diferencia económica entre estos (El PIB de Brasil es 3.3 veces más grande que el Argentina), siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos: se debe crear una institución u organismo con autoridad monetaria supranacional, al que deberán someterse los bancos centrales respectivos, establecer y cumplir el compromiso de aportar un porcentaje importante de sus reservas para sostener el valor de El sur y que dicha moneda pueda ser lo suficientemente atractiva para la inversión y el intercambio, una parte de sus saldos comerciales deberá estar resguardado en el banco central regional a fin de compensar y mantener el valor del activo frente a otras divisas, como el dólar, debe llevarse a cabo un proceso de armonización de políticas económicas, principalmente fiscales y estructurales a fin de garantizar un determinado comportamiento y por ende el valor de ambas economías y sus monedas y finalmente, no se trataría de una moneda física, sino digital.

El experimento, dice Lula Da Silva, Presidente de Brasil, tiene como objetivo probar la viabilidad de la integración económica y expandir sus alcances a toda la región, a través de la incorporación de más países una vez probada su eficacia y, por supuesto, para países como Argentina que vive desde inicios de los 90´s periodos de hiperinflación y devaluación de su moneda, empujándola al bimonetarismo y la dolarización de facto de su economía, resulta una alternativa muy atractiva para estabilizar su moneda y contar con un medio de pago que le permita rescatar el uso del propio peso argentino.

Por supuesto, el camino aún es muy largo, apenas esta semana se discutirá el tema en la próxima Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) creada desde el 2010, a llevarse a cabo en Argentina, pero ciertamente pudiéramos encontrarnos ante una propuesta con altas probabilidades de cristalizarse y que podría ser un vehículo muy eficaz para facilitar el comercio en una de las regiones productoras y proveedoras de materias primas más importantes del mundo, sin duda, no debemos perderles la pista.

Cynthia Valeriano
Profesora de Economía del Tec de Monterrey, Campus Toluca
cvaleriano@tec.mx