Opiniones

Minería en México, a propósito de Sabinas Coahuila

Minería en México, a propósito de Sabinas Coahuila

Opinión y Análisis de Cynthia Valeriano

Han pasado más de 10 días desde que el colapso de un pozo de carbón en Sabinas, Coahuila, mantuviera atrapados a 10 mineros en su interior. El suceso ha generado una conmoción en la región y nos ha obligado a preguntarnos ¿qué sucede con esta actividad?, ¿cuál es su importancia económica y social? ¿por qué en los últimos 10 años, se han registrado 275 accidentes mineros, principalmente focalizados en Coahuila, Chihuahua y Durango, siendo Coahuila el estado con el mayor número de accidentes registrados?

México es muy competitivo en la minería, con un aporte de poco más de 3% al Producto Interno Bruto de acuerdo con cifras del INEGI y en algunos minerales como la plata, es el principal productor a nivel internacional, así como segundo en fluorita, tercero en sulfato de sodio, 5º en plomo, octavo productor de oro y noveno productor de cobre, por mencionar algunos honrosos lugares en la lista de competitividad global.

La actividad generá más de 408, 830 empleos directos y más de 2 millones de empleos indirectos, con un valor total de la producción que al cierre del 2021 fue de 187 mil millones de pesos para el cierre del 2021.

Es una actividad que se desarrolla a partir del otorgamiento de más de 24,066 concesiones mineras en 16.83 millones de hectareas, es decir el 8.59% del territorio nacional hoy en día es utrilizado para el desarrollo de esta actividad, de las cuales más de 15 mil tendrán la concesión hasta el 2050 y 639 hasta el 2068. Las entidades federativas con el mayor número de concesiones son Sonora, Durango, Chihuahua, Zacatecas y Coahuila y las que menos son Tlaxcala, tabasco y Yucatán, es decir, es una actividad focalizada principalmente en la zona norte del país.

Debido a su importancia y participación en el mercado global, naturalmente México es una zona de destino de enormes inversiones en este sector que, a decir de la propia Secretaría de Economía, serán el pilar de la recuperaci´ón ecoómica tras el COVID.

Pese a lo anterior, no todo es miel sobre hojuelas, la actividad cuenta con una serie de irregularidades en sus procesos productivos lo que no solo se ha traducido en un mayor número de accidentes en los últimos años, sino ha tenido un mayor impacto en el medio ambiente y no ha contribuido positivamente a detonar desarrollo económico en las zonas en las que se lleva a cabo.

La falta de supervisión de las autoridades federales y estatales, así como el recurrente surgimiento de pozos de explotación irregular, que implican procesos extractivos en donde no se procuran las medidas de seguridad para aquellas personas dedicadas a esta actividad, en muchos de los casos la incorporación de tecnología y la constante dependencia los precios internacionales, han contribuido a la generación de deficientes condiciones de trabajo que además de mantener tasas salariales más bajas que el promedio de las actividades económicas, dejan en total desprotección a los trabajadores ante una eventualidad.

El impacto al medio ambiente es otro de los enormes retos e impactos negativos que la actividad tiene consigo, por un lado estamos entrando en una era de descarbonización acelerada en el mundo moderno y una carbonización en economías en vías de desarrollo en donde se genera contaminación de mantos acuíferos, devastación de ecosistemas, afectación de la fauna local y perdida significativa e irreversible de la vida natural, lo que provoca que en las regiones en donde se autorizan concesiones, habitualmente se generen ambientes de tensión y conflicto entre los lugareños y los productores.

Finalmente, todo lo que implica el desarrollo económico y social en las zonas extractivas tampoco ha sido lo deseable, si bien, constantemente se busca que las empresas dedicadas a estas actividades compensen a los lugareños con infraestructura social y económica, han sido muy pocos los casos en los que esta aportación al desarrollo económico y social se ha traducido en mejoras en la calidad de vida de la población.

La industria minera, como prácticamente todos los aspectos de la vida económica y social de la humanidad, también experimenta cambios y disrupciones importantes, la probada contribución con el cuidado del medio ambiente que implicará el uso de una mejor tecnología para la gestión y manejo del agua y de los ecosistemas, será una pieza clave para el funcionamiento de la industria en el largo plazo, de igual forma, existe una enorme preocupación por las condiciones laborales, que empujan a las empresas a satisfacer algo más que sólo las condiciones generales establecidas por el Ley Federal de Trabajo, se busca que las empresas se preocupen por la especialización, la capacitación y el crecimiento de sus trabajadores con trayectorias de experiencia y vida de igual forma
aspectos como la búsqueda de estrategias de negocio que sepan sortear los vaivenes del mercado, a fin de estabilizar el desempeño y la rentabilidad de las actividades será crucial a través de herramientas de administración de riesgos que incluyan aspectos como la volatilidad de los precios.

De ser cierta la aseveración de la Secretaría de Economía y es la minería uno de los grandes pilares de la recuperación económica, entonces esa importancia relativa debería verse reflejada en un impulso mayor a la profesionalización y mejoramiento de las condiciones económicas y sociales de las empresas y sus trabajadores, ¿Cuántos accidentes más serán necesarios antes de que las autoridades en la materia decidan actuar? ¿acaso será indispensable un recurso de arbitraje internacional para llamar la atención de quienes son corresponsables de la operación y explotación de casi el 10% de nuestra superficie?, claramente no es una actividad estratégica si no merece la atención debida, de quienes deciden qué y en donde se debe practicar, ¿no cree usted?.

Cynthia Valeriano López
Profesora de Economía del Tec de Monterrey, Campus Toluca