Opinión y análisis de Perícles De Buen Hierro
Estamos en pleno periodo vacacional, y como es costumbre, las redes sociales se convierten en el escaparate de nuestras experiencias: compartimos fotos, videos, ubicaciones y hasta estados de ánimo en tiempo real. A simple vista, parece una práctica inofensiva, incluso permitimos que niñas, niños y adolescentes participen activamente en este tipo de dinámicas. Pero, ¿nos hemos detenido a pensar en las consecuencias que podría acarrear esta exposición constante?
Cada 30 de julio se conmemora el Día Internacional contra la Trata de Personas, una fecha que busca visibilizar la situación de las víctimas de este delito y fomentar acciones para su prevención. En un mundo cada vez más digitalizado, esta conmemoración también debe invitarnos a reflexionar sobre cómo usamos y protegemos nuestra información personal en línea.
Los tratantes de personas han encontrado en el espacio digital un terreno fértil para operar. Utilizan técnicas como el phishing, el hacking o el robo de identidad para obtener información personal de sus víctimas potenciales. También publican anuncios falsos o engañosos en plataformas digitales para atraer a personas vulnerables, y una vez que logran establecer contacto, manipulan y controlan a sus víctimas mediante el uso de sus datos personales: ubicación, movimientos, comunicaciones, entre otros.
Además, el contenido explotador —como imágenes o videos— que circula en redes puede contribuir a la normalización de la violencia y la explotación, perpetuando un ciclo que afecta especialmente a los más jóvenes.
Entonces ¿Qué podemos hacer como usuarios? La protección de datos personales es una herramienta clave para prevenir la trata de personas. Por ello, es fundamental que:
- Las plataformas digitales cuenten con medidas de seguridad robustas para proteger la información de sus usuarios.
- Se reporten contenidos sospechosos que puedan estar relacionados con este delito.
- Se supervise el uso que niñas, niños y adolescentes hacen de redes sociales, orientándolos sobre los riesgos de compartir información personal y consumiendo contenidos adecuados para su edad.
- Evitar compartir información que pudiera dar acceso a desconocidos sobre nuestros hábitos, gustos y familia.
- Se revisen cuidadosamente las políticas de privacidad y los avisos de privacidad de las aplicaciones que utilizamos, asegurándonos de que el tratamiento de nuestros datos se realice con nuestro consentimiento y para fines específicos.
La relación entre la trata de personas y la protección de datos personales es estrecha. Si bien las plataformas digitales deben asumir su responsabilidad, como usuarios también debemos actuar con conciencia, por lo que, como primer paso, nos debemos cuestionar, citando al querido, Juan Gabriel: “¿Pero qué necesidad… “, de compartir todas las actividades que realizamos en tiempo real a través de las redes?”
En este Día Internacional contra la Trata de Personas, hagamos de la protección de nuestros datos una prioridad.
