Como en muchos padecimientos de salud, en la Diabetes Mellitus existe también un factor emocional que puede contribuir a que ésta se haga presente, está relacionada con una mala alimentación afectiva, no se ha aprendido a aceptar el afecto, la ternura o dulzura proveniente de los demás, generalmente por no haberlo tenido durante la infancia, puede ser incluso que quien la padece sintiera que de niño no le querían. Las personas con Diabetes aspiran (aunque no de manera consciente) a la realización amorosa pero paradójicamente no son capaces de aceptar y abrirse al amor; aparece un resentimiento con un pensamiento esencial: "lo que me dan a nivel afectivo no me gusta".
Generalmente los niños disfrutan de los dulces y además se encuentran en un periodo de su vida en que necesitan mucho amor, no es casualidad que a las personas con diabetes les gusten los sabores dulces, ¡recordemos que el amor y lo dulce tienen una estrecha relación! Así pues, si en la diabetes el "azúcar" no puede ser aceptada por las células, y asumimos que el azúcar es en cierto modo un símbolo de dulzura, la analogía es clara, el factor emocional es no saber aceptar el amor. Hay otra reflexión interesante al respecto: "mi cuerpo es mi casa", cuando otras personas entran en mi casa y no los tolero o no me toleran, me aíslo, me resisto (la resistencia a la insulina es el fondo de la diabetes).
¿Cómo prevenir entonces la aparición de la Diabetes? Conociendo el origen parece más fácil de comprender, si se está al tanto de la historia de la infancia y la relación con los padres en los primeros años de vida de la persona que creemos que está en riesgo, sabemos que la clave está en comprender la separación afectiva original, los padres hacen su mejor esfuerzo con los recursos que tienen en la formación de los niños, si no fueron cariñosos lo más probable es que no sabían cómo serlo, pero es responsabilidad nuestra como adultos aprender a aceptar el amor, no resistirnos más a ello, evitar el aislamiento afectivo y dejar de culpar.
No olvidemos que existen otros factores de riesgo que podemos modificar para evitar la presencia de esta enfermedad: estar activos físicamente, disminuir la cantidad de alimentos altos en grasas saturadas y azúcares refinados, mantenernos en un peso saludable y alimentarnos correctamente.
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Nutrióloga y psicoterapeuta