La hemofilia es una enfermedad hereditaria o genética que se presenta mayormente en niños y se caracteriza por el sangrado abundante después de alguna lesión en el cuerpo, afectando particularmente a músculos y articulaciones por una coagulación deficiente.
Una hematóloga especialista del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM) informó que existen dos tipos de hemofilia, el Tipo A, que es la más frecuente y se presenta en un 80 por ciento de los casos, y hemofilia Tipo B, menos usual con un 20 por ciento de incidencia.
La hemofilia Tipo A se presenta en uno de cada 10 mil varones, mientras que la del Tipo B, en uno de cada 30 mil varones nacidos vivos. En el último año, en México se reportaron cerca de 6 mil pacientes con este trastorno, esto de acuerdo con la Federación de Hemofilia de la República Mexicana (FHRM).
Cabe resaltar que las manifestaciones clínicas son aparición de moretones con facilidad y sangrado excesivo, el cual depende de la gravedad de esta afección.
En casos leves los sangrados pueden presentarse en lesiones relativamente menores o los pacientes no presentan signos de la enfermedad hasta que afrontan situaciones como accidentes, procedimientos dentales y/o cirugías, en ocasiones el diagnóstico puede detectarse hasta la edad adulta.
Mientras que en trastornos graves se ostentan sangrados importantes desde el primer año de vida del bebé por cortadas y lesiones en la piel, por hemorragias prolongadas o lesiones que vuelven a sangrar después de haber cedido.
Algunos pacientes con hemofilia pueden presentar sangrados internos a nivel gastrointestinal, craneal o garganta que pueden poner en peligro la vida de las personas.
La hemofilia no tiene cura y el tratamiento principal consiste en reemplazar el factor coagulación, que requiere, a través de una infusión intravenosa, el suministro del factor del cual muestra deficiencia, detalló la hematóloga en el marco del Día Mundial de la Hemofilia.
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