Opiniones

Encuestas fallidas

Encuestas fallidas

 


Todas/os las/os ciudadanas/os tenemos derecho a recibir información objetiva y veraz, igualmente tenemos plena libertad para expresar, recolectar, difundir y publicar información e ideas. Justo las encuestas son medios para mantener informadas/os a las/os ciudadanas/os y a las/os tomadores de decisiones. Esta libertad debe estar vinculada metodológicamente al marco legal que prevé cómo deben publicarse los resultados de esas encuestas para garantizar información fidedigna.


 


El marco legal al que me refiero está contenido en el artículo 132 del Reglamento de elecciones que se aplica a personas físicas y morales. Por su parte, el artículo 136 inciso b establece que se deberá entregar copia del estudio completo, que respalde la información publicada, al Secretario Ejecutivo del Organismo Público Local (en nuestro caso el IEEM). El estudio completo deberá contener objetivo, marco muestral, diseño muestral, población objetivo, procedimiento de selección de la muestra, tamaño y forma de muestreo, tasa de rechazo, frecuencia de no respuesta, cuestionario y denominación del software utilizado.


 


Como todo lo anterior no ha sucedido, decidí por iniciativa propia, presentar una queja ante el Instituto Electoral del Estado de México. De las primeras actuaciones se desprende oficialmente que no se ha cumplido la legislación puesto que el Instituto no fue informado debidamente de las encuestas que se realizarían en el estado. Espero que próximamente se tomen las medidas precautorias necesarias para suspender la difusión ilegal de encuestas.


 


Al margen de las actuaciones legales déjenme mencionarles que sólo se publica un pequeño porcentaje de las encuestas que se realizan. Además, sólo se dan a conocer extractos de ellas. Una encuesta suele tener entre 30 y 40 reactivos y, en el mejor de los casos, frecuentemente se publica un balance de opinión sobre las/os candidatas/os, conocimiento e intención de voto. Finalmente, los medios se dejan llevar por la llamada “carrera de caballos” y publican, parcialmente, conclusiones a las que llegan sin mayor contexto.


 


Las/os candidatas/os o sus partidos suelen aplaudir los resultados que se publican cuando les favorecen y desacreditar aquellos que les son desfavorables. A la lógica científica se impone la lógica de propaganda, de decisiones políticas y pragmáticas de la mercadotecnia, en este sentido lo más importante parecería ser el conocimiento, posicionarse, diferenciarse, convencer y ganar.


 


Las encuestas no predicen el futuro, toman fotografía del momento y los resultados que arrojan son modificados por eventos extraordinarios como escándalos o disrupciones. En suma, no son una bola de cristal ni los datos que arrojan están escritos sobre piedra.  Las encuestas suelen fallar por muchas causas, entre otras, las técnicas de muestreo y levantamiento. Cuando fallan en su metodología difícilmente se acercan al resultado. Los errores más comunes van desde la selección de la muestra en el espacio físico hasta el momento de aplicar el cuestionario o incluso definir cómo se manejará el porcentaje de no respuesta. Otras más suelen fallar por la imprecisión en las respuestas porque el respondiente oculta su verdadera intención de voto (“voto escondido”) y también errores en gabinete a la hora de compensar la representatividad del instrumento demoscópico. Por eso, las mejores encuestadoras tendrían que calificarse en cuanto a qué tanto se acercaron al resultado obtenido en las urnas.


 


Hacer encuestas es un proceso especializado. No perdamos de vista que hasta la forma de redactar el cuestionario altera el resultado porque puede inducir respuestas que satisfagan al patrocinador, por ejemplo, peor si está mal estructurado o si es muy largo.  En los últimos años incluso la presencia de la delincuencia impide levantar encuestas objetivas.


 


Mientras se resuelve la queja interpuesta y corre el período de intercampaña, amable lector/a, usted como ciudadana/o que busca estar bien informada/o cuide no ingresar en la espiral del silencio. Es decir, si le piden responder una encuesta no oculte su opinión porque sienta que es minoría, por temor a que otras personas le rechacen o le castiguen con insultos en redes o hasta en las mañaneras.  Mi recomendación para ustedes es que sean de las/os valientes que expresan su opinión sin temor, no sea que más adelante ni eso podamos hacer.


 


Y mientras les toca ser entrevistadas/os por encuestadores o deciden manifestarse en redes sociales, vamos todas/os a la concentración del próximo domingo 26 en defensa de nuestra libertad de elegir que, no olvidemos, enmarca el resto de nuestras libertades.  En Toluca la cita es a las 10:00 horas en “El Águila” de Paseo Colón y en la Ciudad de México a las 11:00 horas en el Zócalo. Defendamos ahora nuestra libertad de expresión, de pensamiento, de reunión, este es el tiempo de la sociedad civil.  Mostremos nuestra fortaleza.