Por Paul Valdes Cervantes
El caso de la ministra Yasmin Esquivel puede ser una buena oportunidad para poner el ejemplo, y desde el poder aportar un granito de arena para combatir el cancer de la impunidad. No se trata de polarizar entre si es un ataque a los adversarios del actual gobierno o de si deben quitarle el titulo de abogada y renunciar. Esta en juego la credibilidad de la máxima casa de estudios del país, y el compromiso con la legalidad.
La defensa de la legalidad de la tesis de la magistrada Yasmin Esquivel, aspirante a la presidencia de la suprema corte de justicia derivo en un escándalo político de magnitudes insospechadas, con un saldo negativo para la imagen y credibilidad de la magistrada y de quienes la defendieron por convicción o interés. Esta situación le ha impedido convertirse en la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, pero resulta un daño menor considerando el golpe a su credibilidad e imagen como abogada y defensora del estado de derecho.
Todo empezó el pasado 21 de diciembre cuando el columnista Guillermo Sheridan evidenció en el portal digital Latinus sobre el presunto plagio académico de la ministra, cuya tesis de licenciada en Derecho -presentada en 1987- en la FES Aragón sería igual a una tesis presentada un año antes por Edgar Ulises Baez en la Facultad de derecho de CU de la UNAM.
A finales del año, Yasmin Esquivel Mossa calificó las acusaciones como mentiras y difamaciones” para influir en la elección del presidente del maximo tribunal del país. La mayoría de los defensores de la magistrada tomaron esta acusación como una afrenta al gobierno de AMLO, por considerar que la fuente de información es critica con su gobierno.
A través de un comunicado la FES Aragon confirmó el plagio lo que implica que también declaró falsamente en otras instancias como el Pleno de la Corte, la Fiscalía de la CDMX e incluso presentó una supuesta declaración ante notario del abogado Báez que luego fue desmentida por este.
Ante este resultado, los defensores de la magistrada han señalado que se trata de un complot de los adversarios de la cuarta transformación, incluso el Presidente señalo que se trata de un asunto menor comparado con el daño que han hecho intelectuales orgánicos a quines califica de derecha como el propio Sheridan o Enrique Krauze. La magistrada ha declarado que no renunciará a su cargo, y que se encuentra más firme que nunca.
Todo parece indicar que se trata de un asunto de poder, que a pesar del plagio evidenciado, la magistrada y sus defensores no cederan, y no renunciará porque perciben erroneamente que esto significaría una muestra de debilidad.
Sin embargo, esta creciendo una corriente de opinión que demanda que se cumpla el estado de derecho, que se actue con el ejemplo, y que no exista impunidad. Uno de los principales males de nuestra sociedad, y de nuestra generación es la impunidad, pues generalmente no se denuncian los delitos porque se tiene la creencia de que no será de utilidad, y cuando se denuncia, se cree que no se perseguirá el delito, y que se tiene minima posibilidad de que se castigue a quien lo cometió.
El caso de la ministra Yasmin Esquivel puede ser una buena oportunidad para poner el ejemplo, y desde el poder aportar un granito de arena para combatir el cancer de la impunidad. No se trata de polarizar entre si es un ataque a los adversarios del actual gobierno o de si deben quitarle el titulo de abogada y renunciar. Esta en juego la credibilidad de la máxima casa de estudios del país, y el compromiso con la legalidad.