Y no se trata solamente de decidir a dónde irán, sino de involucrarnos en saber de qué manera les enseñan los conocimientos que les darán libertad… porque la educación eso ofrece: libertad para decidir qué haremos con nuestra vida.
Los valores se aprenden en casa y se refuerzan en la escuela, por lo que la formación no es tarea exclusiva de los docentes.
Cordialidad, disciplina, diálogo, son algunos de los elementos necesarios para un ambiente de aprendizaje y esas características deben ser congruentes entre hogar y escuela.
Por ello ¿cómo entender que un grupo de jóvenes –que tuvieron la fortuna o la oportunidad de estudiar en escuelas "de prestigio"-, terminen, frente a sus familias, en una batalla campal? ¿Esos son los valores que han recibido? ¿Es reflejo de la educación que se les imparte? ¿Es normal que en su cena de graduación se muestre un video donde menosprecian al "colegio rival"? ¿De eso trata la educación "de calidad"?
¿O cómo entender que, ahora, el operativo escuela segura, deba mejorarse para la revisión de mochilas, porque se ha identificado que los estudiantes introducen drogas? ¿De dónde llegan con esa droga?
Un proverbio africano dice: "Para educar a un niño hace falta la tribu entera", como expresión contundente de que quienes rodeamos a nuestros hijos, debemos involucrarnos en su formación. Es un tema de comunidad, no de espacios físicos…
¿O acaso nuestra tarea como padres se suspende cuando nuestros hijos cruzan la puerta de la escuela?
Hasta aquí la aportación, amigos del auditorio. Agradeceré sus comentarios en mi tuiter @RJoyaC