Vaya semana la que nos espera, entre el proceso electoral en Estados Unidos, más incierto de lo que se veía hace solo dos meses, la eventual resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en torno a la Reforma Judicial aprobada por el Congreso y la entrega del paquete económico 2025, entraremos en fase de una alta volatilidad de los mercados financieros y del tipo de cambio.
No es extraordinario que la fuente principal de nuestras preocupaciones se encuentre en estos momentos fuera de nuestro territorio, la relación con Estados Unidos trasciende a los datos de comercio binacional, tenemos una agenda repleta de asuntos que empiezan con los flujos migratorios ilegales que cruzan por nuestro territorio hasta la casa de nuestro vecino, hasta el intercambio cultural o los efectos de la transculturización que viven los ciudadanos en ambos lados de la frontera.
La dinámica y la historia que une a las dos naciones es como un árbol antiguo de raíces muy profundas, tiene problemas y achaques propios de la edad, pero soporta bien los fuertes vientos y los climas extremos, leo cada vez con más frecuencia, análisis que buscan anticipar escenarios en caso de que gane Trump o Harris la elección.
Incluso, algunas aproximaciones sobre cómo nos beneficiará o afectará el resultado o los contrastes entre lo que representa una agenda multicultural o más proteccionista. Lo cierto es que sin importan quien llegue a la Casa Blanca, los mismos problemas seguirán marcando una cierta tendencia por su magnitud y participación de grupos de interés en ambos países.
México no es un socio menor, ni una economía que pueda sujetarse a neocolonialismos o el patio trasero de una potencia económica y geopolítica como a veces la retórica de los partidos políticos nos quieren vender para cumplir con fines meramente electorales, nuestra economía tiene un sello y una presencia propia. Desde hace ya algunos meses, incluso antes de la toma de posesión de la Presidenta Sheinbaum, el equipo económico encabezado por el Secretario Marcelo Ebrard, han tendido puentes no solo con las contrapartes americanas, sino con los equipos de campaña de ambos candidatos, por lo que sin importan cuál sea el resultado, hay un avance en los acercamientos políticos, que se traducirán en un mejor entendimiento de lo que cada una de las partes debe proponer para encontrar y construir consensos.
Claro que existen grupos radicales de ambos lados de la frontera, así como en México, tenemos un poder legislativo encabezado por personalidades kamikazes que son capaces de quemar la ciudad antes que sentarse a escuchar propuestas ajenas a las suyas (vengan de donde vengan), del otro lado de la frontera también existen personajes irracionales, que parten de una visión monopólica de cómo debemos entender la realidad. Afortunadamente, existen quienes han establecido ciertos límites al margen de operación que los grupos políticos tienen para evitar que se de un desencuentro que tenga implicaciones no solo para una economía, sino para toda la región.
Los temas de urgente resolución que deberán abordarse entre gobiernos y que una vez descontada la efervescente reacción de los mercados ante cualquier resultado electoral, que no estará exento de inestabilidad post electoral, serán la agenda que pueda o revertir la percepción de riesgo de rápida desaceleración económica en México o alimentará las dudas en torno a las posibilidades reales que tendrá la Dra. Sheinbaum de mantener el control del barco en medio de la tormenta:
- La ratificación o rectificación de los términos del acuerdo comercial, incluso ante la visión político electoral más recalcitrante, es un hecho que el acuerdo comercial mantiene una relación interdependiente entre países (a pesar de que en el último reporte de balanza comercial de Estados Unidos, Vietnam ya es el primer proveedor de este país) ni con un amplísimo apoyo financiero, de subsidios, de bajos impuestos, etc. podría Estados Unidos mitigar el costo financiero de una relocalización de las empresas en territorio norteamericano,
- La resolución de los paneles de controversia comercial binacional, tenemos una lista de asuntos que se encuentran en paneles de controversia, algunos de ellos con altas probabilidades de impactar financieramente a México si se resuelven a favor de las empresas norteamericanas o canadienses que han aproximado evidencia del impacto negativo de la política económica de López Obrador,
- Los acuerdos migratorios que definieron nuestro papel como la aduana más rígida para reducir la migración irregular hacía Estados Unidos y que hoy en día son parte de la estrategia de negociación ante temas más álgidos con nuestro vecino del norte,
- La estrategia de seguridad en México, aquella que no tenía ni pies ni cabeza en el sexenio anterior y qué con la llegada de Claudia Sheinbaum, se ajusta para combatir frontalmente y con mayores facultades en instituciones estratégicas como la Secretaría de Seguridad Ciudadana, encabezada por Omar García Harfuch,
- Protección y garantía de los derechos e intereses de los empresarios norteamericanos en México y de empresarios mexicanos en Estados Unidos, que representan nada más y nada menos que el 8% del total de las inversiones realizadas en la región,
- La reconversión energética y el cumplimiento de los objetivos sostenibles, imposible que alguno de los dos países pueda alcanzar por sí mismo una matriz energética mejor balanceada y con mayor participación de energías verdes, sin la colaboración del socio comercial, no solo para generar los distintos componentes de la cadena valor y reducir la dependencia de la economía china, sino para que alcance viabilidad.
Solo por mencionar los puntos más importantes se señalan los anteriores, cada sector mantiene una dinámica que supera con creces la agenda política de los gobiernos en cada país, son temas que tienen vida propia y que pesan en las estructuras económicas, por lo que serán los primeros asuntos que, o podrían generar una seria desestabilidad económica y social en la región o la empujan hacia la prosperidad.