Ojalá
Por @OscarGlenn
Tras los raros procedimientos para registrar por una parte el acuerdo de coalición de “Va Por México” (PRI-PAN-PRD-NA) y por otra el de la Candidatura común de Morena, PT y PVEM; cada uno de estos bloques políticos han empezado a caminar en el terreno de las precampañas de aspirantes únicas, tratando de apuntalar en la convicción de la militancia de los partidos en la causa, la abanderada, lo que serán sus argumentos de campaña, así como los elementos diferenciadores con la competencia.
(Si, mucha gente aún se pregunta válidamente: ¿para qué una precampaña sin contendiente y con un método de selección donde los militantes no tienen opciones y no expresan directamente su apoyo en algún sentido en el proceso interno? ¿es necesaria toda esta escala o podría prescindirse de la misma? Ojalá un día develemos el misterio o se les llamen a las cosas con un nombre más adecuado.)
Así empezaremos a ver las apariciones y recorridos de cada una de las aspirantes por los diferentes municipios del estado, con mensajes y excitativas supuestamente dedicadas solo a la militancia de sus partidos para cumplir con el requisito que marca la ley, aunque todo quede abiertamente expuesto y cada una intente con cada aparición ser la personificación de la esperanza, el anhelo o la heroína del mayor número de ciudadanos.
Aquí, uno de los elementos que está reclamando abiertamente atención y debería atenderse en su justa dimensión es la participación que puede tener la sociedad civil, esa que hoy se ve más cerca de la oposición al gobierno federal, que ya ha logrado movilizarse y hacerse visible con consignas claras de exigencia por un mejor desempeño gubernamental, que ha marchado y que debate constantemente a través de diferentes plataformas.
La sociedad civil exige cobrar un rol protagónico, establecer su agenda y participar en la definición de los procesos de selección de candidatas y candidatos, reclama que puedan ser ciudadanas o ciudadanos sin partido, pero con honorabilidad, preparación y eficacia quienes puedan abanderar y convertirse en representantes populares y gobernantes, cuando muestren mayores méritos y capacidades que quienes se dediquen profesionalmente a la política.
No es una idea descabellada y por tanto apoyan que la unificación de la oposición se traduzca en postulaciones más potentes con mayores posibilidades de superar a quienes postule el partido mayoritario actual.
Debería ser una buena receta para elevar el nivel de la política, de la contienda y de los gobiernos rompiendo de una vez por todas los viejos esquemas, las simulaciones y la utilización temporal de las causas y las agendas por parte los partidos cuando están en campaña, que de paso contaminó la naturaleza del trabajo de la sociedad civil. Ojalá que se encuentre la forma de dar un paso significativo en las elecciones del 2023 y perfeccionarlo en 2024. El tiempo apremia.
Por @OscarGlenn
Tras los raros procedimientos para registrar por una parte el acuerdo de coalición de “Va Por México” (PRI-PAN-PRD-NA) y por otra el de la Candidatura común de Morena, PT y PVEM; cada uno de estos bloques políticos han empezado a caminar en el terreno de las precampañas de aspirantes únicas, tratando de apuntalar en la convicción de la militancia de los partidos en la causa, la abanderada, lo que serán sus argumentos de campaña, así como los elementos diferenciadores con la competencia.
(Si, mucha gente aún se pregunta válidamente: ¿para qué una precampaña sin contendiente y con un método de selección donde los militantes no tienen opciones y no expresan directamente su apoyo en algún sentido en el proceso interno? ¿es necesaria toda esta escala o podría prescindirse de la misma? Ojalá un día develemos el misterio o se les llamen a las cosas con un nombre más adecuado.)
Así empezaremos a ver las apariciones y recorridos de cada una de las aspirantes por los diferentes municipios del estado, con mensajes y excitativas supuestamente dedicadas solo a la militancia de sus partidos para cumplir con el requisito que marca la ley, aunque todo quede abiertamente expuesto y cada una intente con cada aparición ser la personificación de la esperanza, el anhelo o la heroína del mayor número de ciudadanos.
Aquí, uno de los elementos que está reclamando abiertamente atención y debería atenderse en su justa dimensión es la participación que puede tener la sociedad civil, esa que hoy se ve más cerca de la oposición al gobierno federal, que ya ha logrado movilizarse y hacerse visible con consignas claras de exigencia por un mejor desempeño gubernamental, que ha marchado y que debate constantemente a través de diferentes plataformas.
La sociedad civil exige cobrar un rol protagónico, establecer su agenda y participar en la definición de los procesos de selección de candidatas y candidatos, reclama que puedan ser ciudadanas o ciudadanos sin partido, pero con honorabilidad, preparación y eficacia quienes puedan abanderar y convertirse en representantes populares y gobernantes, cuando muestren mayores méritos y capacidades que quienes se dediquen profesionalmente a la política.
No es una idea descabellada y por tanto apoyan que la unificación de la oposición se traduzca en postulaciones más potentes con mayores posibilidades de superar a quienes postule el partido mayoritario actual.
Debería ser una buena receta para elevar el nivel de la política, de la contienda y de los gobiernos rompiendo de una vez por todas los viejos esquemas, las simulaciones y la utilización temporal de las causas y las agendas por parte los partidos cuando están en campaña, que de paso contaminó la naturaleza del trabajo de la sociedad civil. Ojalá que se encuentre la forma de dar un paso significativo en las elecciones del 2023 y perfeccionarlo en 2024. El tiempo apremia.