Policías y ladrones, un matrimonio perverso

Raúl Mandujano

Policías y ladrones, un matrimonio perverso

Mire Usted, cuando hablamos de combate al crimen, lo primero que nos llega a la mente es la policía, aquellos que por mandato deberían proteger la vida y seguridad de los ciudadanos, pero que fuera del mandato, utilizan su cargo para ampliar la fuerza de la delincuencia, ese oscuro manto que nos roba desde una cartera, hasta la vida.

A diario se viven los embates del crimen, y no es que llegó un nuevo gobierno y salgan entonces a la luz tantos delitos. No es la magia del discurso la que pondrá fin a la inseguridad, no es tampoco acusándolos con su mamá que los delincuentes dejarán de operar. Pareciera que nombrar a un funcionario a cargo de alguna corporación, le da el poder de un cartel institucional. Mire, el caso del ahora ex titular de la Agencia de Investigación Criminal, Tomás Cerón de Lucio, fue vinculado con tortura, desaparición forzada y delitos contra la procuración de justicia y vinculado a la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

O qué tal, el caso de Genaro García Luna, El exsecretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón, que aun cuando se declaró inocente en cinco cargos en su contra, todos conocían de sus vínculos con el Cartel de Sinaloa del "Chapo" Guzmán, para traficar cocaína a cambio de sobornos. Y no es nuevo esto, usted recordará el caso del célebre subdirector de la policía ministerial mexiquense, Alberto Pliego Fuentes, quien brindaba protección al histórico Daniel Arizmendi, "el mochaorejas", el mayor secuestrador de la historia de México.

Casi a diario, los delitos que se cometen en México, están vinculados o protegidos por autoridades policiacas, que reciben "moches" de los delincuentes o amenazas de muerte para dejarlos operar. Se trata de un matrimonio de "hasta que la muerte nos separe", un pacto en el que usted y yo, todos los ciudadanos, estamos en medio y pagando. Se detienen policías municipales, estatales o ministeriales tras detenciones de criminales, porque ha quedado al descubierto su participación en delitos, o ellos mismos cometiendo crímenes porque saben cómo operan de ambos lados.

Pocas detenciones contra los miles de delitos que se cometen, pocos juicios y sentencias contra los gendarmes que, a falta de pruebas son dejados en libertad, y aunque no vuelven a ser policías, al parecer pasan a las filas del crimen organizado, y sin embargo, siguen siendo la única opción de la ciudadanía para protegernos. Así las cosas... Mi twiter @raulmandujano