Recientemente la Secretaría de Economía dio a conocer los datos de la Inversión Extranjera Directa para el tercer trimestre del 2025, los datos son sumamente positivos en un momento en donde nos urgen buenas noticias, México acumula casi 41 mil millones de dólares de Inversión Extranjera Directa al cierre de septiembre de este año, lo que representa un aumento del 14.5% en comparación con el mismo período del año pasado, lo que sin duda se debe reconocer.
Este flujo positivo sostiene una narrativa exportadora y de atracción de capitales que, en principio, debería fortalecer la capacidad productiva del país y la posición externa y es que el dato del aumento de la inversión extranjera no solo viene por reinversión de utilidades, que ascendieron al 86%, sino del crecimiento de inversiones nuevas que se dividen entre 6% de capital fresco y 8% de traspaso de capital entre compañías, estos últimos datos, sugieren llegada de proyectos greenfield en energía, centros de datos, infraestructura y servicios financieros, lo que eleva la capacidad productiva instalada y facilita la transferencia tecnológica.
Por otro lado, la entrada de IED aporta divisas en la balanza de pagos y reduce la necesidad de endeudamiento externo para cubrir déficits corrientes. En el corto plazo, esto contribuye a la estabilidad cambiaria y a la confianza de los inversionistas internacionales.
México en su papel de coanfitrión del Mundial de Futbol del 2026 dispone de una caja de oportunidades para atraer inversión adicional en turismo, infraestructura, logística y hostelería, además de proyectos complementarios que impacten la movilidad, las comunicaciones y el comercio, que pueden servir de catalizadores de inversión privada. La temporada mundialista es una ventana para acelerar proyectos de obra pública y privada con elevado contenido de inversión extranjera.
Sin embargo, a pesar de todos estos aspectos positivos, vale la pena matizar la celebración del Secretario de Economía, Marcelo Ebrard y entender que gran parte de la Inversión se sigue concentrando en la reinversión de utilidades, en muy pocos sectores económicos y en pocas entidades federativas.
Son las manufacturas, principalmente las vinculadas al sector automotriz, las que reciben el 37,1 % del total en ese periodo, seguida de los servicios financieros (25,1 %) y la construcción (5 %), como los tres primeros. En su conjunto concentran el 67.2% de toda la inversión.
En cuanto a la distribución espacial, la Ciudad de México captó poco más de 15.7 mil millones de dólares (55,7%), Nuevo León el 10.15%, el Estado de México 7.74%, Baja California 4.36 % y Coahuila 2.88 %, es decir, estas 5 entidades recibieron casi el 81% del total de la cifra, lo que sin duda es una gran noticia para estas, pero refuerza las asimetrías productivas en el país, entre norte y sureste, centro y sur, concentrando también las oportunidades de empleo, las mejoras en el ingreso y el desarrollo regional.
Por otro lado, el informe del PIB oportuno para el tercer trimestre del 2025, mostró una desaceleración económica con un crecimiento de menos del 1% proyectado para todo el año, marcado por un claro retroceso de las actividades secundarias, principalmente aquellas que se anuncia podrían recibir mayores recursos, es decir, la manufactura y construcción y permítame remarcar el término, ya que la cifra sigue siendo parte de los datos de inversión “anunciada o proyectada”, aún no se cristaliza en la actividad económica por lo que tampoco inciden, por lo pronto, en el crecimiento agregado ni en la reactivación industrial.
Finalmente, vale la pena señalar que aunque la manufactura y la construcción generan grandes cantidades de empleo, de acuerdo con las últimas cifras, el desempleo en estos momentos ya supera el 5% y el empleo informal sigue predominando la estructura con un 54%, lo que difícilmente se compensará con estos anuncios de inversión en los sectores y regiones más afectados por la desaceleración.
En virtud de lo anterior, claro que debemos resaltar que las cifras presentadas por la Secretaría de Economía representan buenas noticias en un momento en donde el pesimismo y la incertidumbre por todo lo que ha sucedido en la esfera económica y comercial nos ha traído este 2025, pero debemos matizar los resultados y es que aunque el capital se vea fuertemente atraído por México y la oportunidad que ofrecerá el mundial de futbol el próximo año, algunas otras políticas como la fiscal deben contribuir a la generación de más emprendimiento, nacional o extranjero, junto con el paquete económico y el reforzamiento de las facultades de investigación y supervisión del SAT, también deben construirse incentivos fiscales temporales y simplificación regulatoria para que más utilidades se reinviertan en lugar de repatriarse.
El Mundial nos dará una oportunidad enorme para priorizar la inversión en proyectos que trasciendan la justa deportiva: Mejor transporte, hotelería sostenible, reducción de brechas digitales, etc. que vincule las capacidades productivas de las regiones e impulse la productividad. El verdadero examen llegará cuando comparemos la calidad de las inversiones en términos de su aporte a las cadenas productivas, a la generación de empleo formal y a la estabilidad macroeconómica con la cantidad.