Los resultados de ese trabajo fueron presentados en el auditorio de la Facultad de Arquitectura y Diseño por los investigadores Carlos Garrocho Rangel, Juan Campos Alanís y Tania Chávez Soto, en una sesión a la que acudieron alumnos y profesores de diversos espacios académicos universitarios, ante los que se hizo una comparación de los daños que resultaron del sismo reciente y los que provocó el sismo de 1985, con el resultado de 85% de coincidencia en los daños ocasionados.
Campos Alanís detalló que el trabajo inició unas horas después del sismo, con base en la información subida a las redes sociales por los ciudadanos, la cual sirvió como un mapeo colaborativo porque incluía la ubicación de los inmuebles, y comprendió la distribución de los daños que ocasionó el movimiento telúrico mediante un análisis a diversas escalas de segregación territorial, incluida la ciudad, delegaciones, colonias,
manzanas e inmuebles; es una herramienta que registra y reporta de manera inmediata al público en general sobre las zonas afectadas por desastres naturales, abundó.
Tania Chávez Soto señaló que los datos obtenidos permitieron hacer agrupamientos territoriales (13 clústeres) con miras a una mejor localización de las unidades de emergencia, para lo cual se usó un indicador de autocorrelación espacial aplicado a las fuentes de información del mapeo colaborativo que se concentró en la plataforma sismomexico.org, cuyo primer resultado fue una cifra de siete mil 600 inmuebles dañados, los cuales, luego de filtrar los datos, quedaron en cuatro mil 120, número cercano, aunque discrepante, del que dio el Gobierno de la Ciudad de México, y que es de tres mil 900 inmuebles dañados.
Las delegaciones más afectadas fueron Cuauhtémoc, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Coyoacán, y las colonias fueron el centro de la ciudad, la Roma, la Juárez y Polanco, con el dato extra de que se definió una distancia estándar que permitió observar la ubicación de 70% de los edificios dañados, pero en especial contar con información idónea para dirigir los cuerpos de seguridad, protección civil, bomberos y emergencia a los sitios más importantes.
El investigador Carlos Garrocho Rangel destacó que los 13 clústeres identificados son estadísticamente significativos, es decir, no son resultado del azar, y subrayó que el trabajo realizado ofrece una herramienta que da rapidez a la respuesta ante catástrofes naturales.
Explicó que el mapeo y la estadística de esta herramienta digital permiten reconocer el agrupamiento de daños, lo cual puede derivar en la creación de políticas que envíen de manera inmediata unidades de atención ciudadana a los sitios afectados y con ello salvar vidas.
Christaller trabajará como una plataforma cuyas herramientas podrán usadas libremente por cualquier persona o institución, se comentó.