A propósito del Día Internacional de la Diversidad Biológica, que se celebra el 22 de mayo, el organismo destaca que si bien cada vez somos más conscientes de que la diversidad biológica es un bien mundial de gran valor para las generaciones presentes y futuras, el número de especies y ecosistemas disminuyen a un ritmo acelerado debido a la actividad humana.
Los bosques, amenazados por la deforestación, así como otros ecosistemas, son de vital importancia para sustentar la vida en la Tierra y tienen una labor importante en la lucha contra el cambio climático.
Los datos de la ONU refieren que la salud del planeta también juega un papel importante en la aparición de enfermedades transmisibles entre animales y humanos. A medida que continuamos invadiendo ecosistemas frágiles, nos ponemos más en contacto con la fauna silvestre, lo que permite que los patógenos se extiendan al ganado y a los humanos.
En ese contexto, la investigadora asociada al Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad (LANCIS) del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, Paola Massyel García Meneses, asegura:
“A lo largo de los años hemos ido modificando el ambiente, utilizando los recursos, y esto ha tenido un impacto directo en la biodiversidad. Se sabe que los humanos y la biodiversidad acompañante, que principalmente está enfocada en el ganado, suman alrededor del 96 por ciento de todos los mamíferos del planeta. El 60 por ciento es ganado, el 36 por ciento son humanos, y el cuatro por ciento son mamíferos silvestres. Si vemos esta proporción, se puede apreciar la pérdida de diversidad biológica”.
A lo largo de los últimos 200 años se modificaron terrenos por acción humana, principalmente en cuestiones agrícolas, ganaderas y de silvicultura; con el crecimiento de las ciudades se ha instalado infraestructura y realizado cambios en el uso del suelo, que generan modificaciones en la tierra para usarla con algún fin antropocéntrico afectando a la biodiversidad.