Las consecuencias son depresión, ansiedad, alteraciones en la memoria y la alimentación, aseguró Ana Celia Chapa Romero
Esta situación impacta su salud mental, lo cual puede manifestarse en depresión, ansiedad, estrés postraumático, abuso de sustancias, entre otras, aseguró la académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, Ana Celia Chapa Romero.
Rememoró las estadísticas sobre el aumento de los presuntos delitos de feminicidio en el país: en 2015 se registraron 412, en 2020 sumaron 946, y de enero a julio de este año son ya 672, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
La especialista en Género, Sexualidad y Salud detalló que son diversos los estudios y encuestas que previamente han medido las afectaciones de la violencia en la salud mental de ellas, por ejemplo la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016 del INEGI -efectuada en 142 mil 363 viviendas de todo el país- y en la que 66.1 por ciento dijeron haber vivido al menos un incidente de tipo emocional, económica, física, sexual o discriminación en su vida.
El 64.3 por ciento indicó que sufrió agresión física o sexual por parte de su pareja. De este universo, 82.5 por ciento experimentó tristeza, aflicción o depresión; 49.3 por ciento, angustia o miedo; y 45.8 por ciento problemas nerviosos. Además, 34.3 por ciento también presentó pérdida o aumento de apetito y 32 por ciento, insomnio.
Al ofrecer la conferencia a distancia “Violencia de género y salud mental en tiempos de COVID-19”, la experta universitaria indicó que el alza en los telefonemas y denuncias también está relacionado al mayor reconocimiento o identificación de esta situación, así como a la existencia de más canales para ello.
La salud mental, añadió, es un estado de bienestar y para alcanzarlo se requieren de diversas acciones y estrategias como: asegurar que los servicios de atención y respuesta se consideren esenciales durante la pandemia y eventuales emergencias sanitarias; fortalecer su identificación y atención por parte del sector salud.
Aparte de reforzar el financiamiento de refugios, albergues y casas de acogida para mujeres que enfrentan alto riesgo; así como garantizar que puedan acceder a servicios psicosociales, terapias, asesoría legal gratuita mediante líneas telefónicas o canales virtuales sin costo.
Asimismo, campañas dirigidas a hombres las cuales promuevan trabajo y relaciones equitativas en el hogar, así como realizar más investigaciones sobre el papel de las mujeres en las crisis sanitarias, ya que menos de uno por ciento de los estudios académicos posteriores se han dedicado a analizar este impacto, concluyó Chapa Romero.