Prometer no empobrece, cumplir es lo que aniquila

Oscar Glenn

Prometer no empobrece, cumplir es lo que aniquila


Se prometió hacerlo todo mejor, pero están quedando a deber.

La constante de este tiempo son los recortes, en materia educativa ojalá lo fuera también la estrategia y con buenos diagnósticos.

El presupuesto para el sector educativo en 2022, desde nivel básico hasta nivel superior, no deja de generar inquietud e incertidumbre, máxime cuando estamos tratando de superar los estragos que generó la pandemia de Covid19 y se proyecta que al inicio del próximo año, se retomen por completo las clases presenciales, lo que implicaría lógicamente inversiones adicionales para regularizar alumnos y compensar aprendizajes, regular servicios, cubrir adeudos, realizar adecuaciones, restauraciones de planteles, previsiones y provisiones sanitarias para el día a día, pero eso no ocurre por acto de magia.

La organización Mexicanos Primero ha señalado que la aprobación del PEF 2022 en materia educativa no es acorde a los retos que enfrenta el sistema educativo y está mal encausado, pues los incrementos se harán para becas y no para apoyar a las escuelas en el combate del rezago educativo.

La Secretaría de Educación (SEP) desapareció cinco programas que atendían migrantes, indígenas, y aprendizajes en nivel básico que funcionaban en 37 mil 570 escuelas, ubicadas sobre todo en zonas rurales y de alta marginación, proveyendo alimentos y actividades extracurriculares en los planteles, con una inversión de 21 mil 982 millones de pesos para beneficio de 4.3 millones de estudiantes de todo el país. ¿es una buena apuesta? No lo sabemos.

Según el Instituto Mexicano para la Competitividad, durante la pandemia los mexicanos perdieron, en promedio, aprendizajes equivalentes a dos años de escolaridad; cientos de miles de jóvenes interrumpieron sus estudios, y los alumnos con menos aprendizajes significan futuros trabajadores con menos habilidades, lo que puede reducir sus ingresos en un 8% anual durante su vida laboral.

Por si esto fuera poco, aún está por verse, cómo se podrá cumplir con la promesa que la educación superior y el acceso a la universidad sea generalizado y gratuito, pues también requiere de la inyección de más recursos a las instituciones. Hacer más con lo mismo, es un mito. No se está presupuestando adecuadamente todo lo que se implica ni se tiene una al parecer una estrategia emergente adecuada a la realidad.

Ayer en la comparecencia de la Secretaria de Educación, Delfina Gómez ante la Cámara de diputados, ante las interrogantes de legisladores y legisladoras respecto a la dotación de recursos para enfrentar este desafío y que las escuelas tengan lo necesario en infraestructura y servicios, solo pudo ser una expresión de comprensión, solidaridad y fe en que algo bueno pasara.

Indicó que se han hecho convenios con algunas instituciones y reuniones con secretarios de gobierno de diferentes estados para tomar decisiones de manera coordinada para el regreso a clases. Su apuesta por el trabajo coordinado también con otras secretarías, como la de Salud en la vacunación; y con la de Bienestar en el programa La Escuela es Nuestra, y llegando a 170 mil planteles que necesitan ese apoyo, esperan que alcance.

En el caso del estado de México, con la matrícula escolar más grande del país, mucha más habilidad y capacidad de gestión tendrá que desplegar el secretario de educación Gerardo Monroy, para explicar y sensibilizar a los legisladores locales, para que en medio de la escasez, asignen todos los recursos adicionales posibles para enfrentar estos retos y más que agradecer el apoyo y la comprensión de los esforzados padres de familia, que si hacen más con poco, se apoye tanto como sea posible a los estudiantes y maestros.

Ojalá no se arrepientan los que han regateado recursos para poner a punto a las escuelas, la factura la pagarán los que hoy ya de por si padecen.