Antes de cualquier acción, su móvil ha empezado a compartir detalles de su vida, el software que viene preinstalado de serie es el recurso más perfecto para saber su actividad futura: dónde está, qué se descarga, qué mensajes manda, qué archivos de música tiene.
El nuevo estudio dirigido por los dos académicos españoles revela la profundidad del abismo, sobre la línea roja de los permisos a la hora de recopilar y compartir datos, la novedad de la función de las apps preinstaladas está en su extensión, falta de transparencia y posición privilegiada dentro del móvil: han analizado 1.742 móviles de 214 fabricantes en 130 países.
Nadie antes se había asomado a este abismo para hacer una investigación de este asunto, por ello los investigadores crearon la app Firmware Scanner, que recogía el software preinstalado de los usuarios voluntarios que se la descargaron e indicarón que un móvil puede tener más de 100 apps preinstaladas y otros cientos de librerías, que son servicios de terceros incluidos en su código, muchos de ellos especializadas en vigilancia del usuario y publicidad.
Las apps preinstaladas son fáciles de actualizar por su creador: si cambia el país o las intenciones de quien ha colocado ahí un sistema de rastreo, se le manda nuevo software con nuevas órdenes, el propietario de su móvil no puede impedirlo y ni siquiera se le piden permisos específicos solo se actualiza su sistema operativo.
El estudio asegura que los Gobiernos y la industria conocen desde hace años este entramado, las agencias federales de Estados Unidos piden sus móviles con sistemas operativos libres de este software preinstalado y adaptados a sus necesidades.
Con información de: El País