En el Foro Internacional “El mundo nos espera, conversemos” organizado por la Codhem, el Ayuntamiento de San Felipe del Progreso y la Universidad Intercultural del Estado de México (UIEM), Rigoberta Menchú Tum explicó que el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas inició este año, por lo que deben prevaler y valorar “no solo las lenguas que escuchan nuestros oídos o con las que sabemos decir gracias, perdón, permiso, quieres ayuda, yo te ayudo, yo necesito de ti, sino esa lengua que hace posible la comunicación”.
Al respecto, la presidenta de la Codhem Myrna Araceli García Morón, expresó su agradecimiento a la doctora Rigoberta Menchú Tum por hacer de nuestro continente una mejor América y del nuestro, un mejor mundo, pidió que el sol la siga cobijando, que el viento la siga llevando por el mundo a promover la paz, armonía y equilibrio entre la humanidad y que el agua y la tierra le den lo que necesita a usted y a todos sus seres queridos.
En presencia del alcalde de San Felipe del Progreso Javier Jerónimo Apolonio, la activista guatemalteca señaló que en el planeta hay 370 millones de personas de pueblos indígenas, de los cuales entre México, Centroamérica y Costa Rica suman 32 millones, y solo en México hay más de 25 millones de personas indígenas, por ello invitó a celebrar la oportunidad que da la humanidad para dedicar diez años a sus idiomas.
Ante la rectora de la UIEM Xóchitl Guadarrama Romero, estudiantes y representantes de grupos indígenas mexiquenses, Rigoberta Menchú Tum puntualizó en su conferencia magistral “Retos para la protección de las lenguas maternas” que en México hay 68 lenguas indígenas, sin embargo, pueden existir más, porque se van creando modismos a través de los cuales se construye cercanía entre las personas, además, si no hubiera conexión con el cosmos, no seríamos humanos prodigiosos.
Menchú Tum se dijo orgullosa de las enseñanzas de las y los abuelos, por su filosofía, ciencia, tecnología, forma de vida, de organización y de autoridad con distintas maneras de resolver los problemas, por lo que se debe entender que la paz para los pueblos indígenas significa promover la armonía, el equilibrio, hacer posible que se escuche y valore al otro, “para nuestros pueblos paz es buena vida, pero también plena vida”.
En su intervención, la presidenta de la Codhem Myrna Araceli García Morón, aseguró que les unen los propósitos de dejar a esta sociedad mejor de lo que la encontramos; exaltó su admiración y respeto por su labor, y solicitó a la activista contar a la Comisión entre sus aliadas, pues la semilla que ha sembrado seguirá germinando.
Frente a la directora general del Instituto de Fomento a las Artesanías Carolina Charbel Montesinos, detalló que la doctora Rigoberta Menchú Tum hizo una reflexión sobre el valor y el impacto del perdón en la humanidad y la construcción de una nueva especialización: el Derecho Indígena, que permitirá formar nuevos espíritus de comprensión.
García Morón destacó lo trascendental de conocer y escuchar la palabra de Rigoberta Menchú Tum como una eminente embajadora de la paz, ser excepcional, cuya esencia avasalla por su entereza y carácter como norma propia de rectitud, por su diligencia, su inteligencia y, sobre todo, por el amor que demuestra y provee a cada ser humano. “Es una mujer que al escucharla hace memoria apacible de lo pasado, inteligencia de lo presente y providencia de lo futuro”, agregó.
Previamente, Menchú Tum recibió un reconocimiento por su activismo y defensa de la paz, la justicia social y los derechos humanos por parte del magistrado presidente del Poder Judicial mexiquense Ricardo Sodi Cuellar, donde la galardonada indicó que debemos ser solidarios con los impartidores de justicia para que defiendan la dignidad humana de las personas y pueblos y, sobre todo, al corazón de las ciencias jurídicas del derecho.
Ahí, la presidenta de la Codhem comentó que Rigoberta Menchú Tum es un emblema mundial para la defensa de los derechos humanos, es una auténtica activista de la paz y de la justicia social de los pueblos indígenas de Guatemala y del mundo; y afirmó que la lucha de la indígena guatemalteca debe convocar a toda la sociedad y en especial a los operadores jurídicos a conocer el sistema ancestral y construir un verdadero sistema jurídico que repare las desigualdades de los pueblos indígenas, “que en cada juzgador se siembre la semilla de mirar con dignidad y respeto a cada justiciable indígena para ser una ruta de la justicia plena”.