Para evitar aglomeraciones, la parroquia sólo permitió un aforo limitado al 30% del templo en las misas presenciales, las cuales tenían duración de una hora y se programaron a las 8:00, 13:00, 18:30 y 20:00 horas.
A la celebración asistieron personas de todas las edades, predominando las de la tercera edad. Debido a que no se tenía permitido el ingreso para todos, grupos de personas estuvieron en espera de la bendición a las afueras del templo.
Cabe destacar que, se había avisado a los habitantes del municipio que la misa se iba a transmitir en vivo por medio de la página oficial de Facebook para evitar más contagios de Covid-19 e invitandolos a que permanecieran en sus casas.
"Te recordamos que puedes vivir todo desde tu hogar y, para seguir cuidándonos y a nuestros seres queridos, te invitamos a que lo hagas así. Te dejamos el programa para que puedas ver los horarios de Semana Santa", comunicaron los representantes de la iglesia a través de redes sociales.
Sin embargo, esta celebración fue distinta a la de años anteriores sin las procesiones tan conocidas por las calles de Valle de Bravo. Incluso se notó la falta de vendedores de ramos, que, aunque sí había, eran escasos a comparación de las celebraciones de Semana Santa antes de la pandemia.