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Generación Z encabeza reclamo de justicia y alto a la violencia tras la muerte de Carlos Manzo

Generación Z encabeza reclamo  de justicia y alto a la violencia tras la muerte de Carlos Manzo

Una reunión multitudinaria que se movilizó con los jóvenes al frente, junto a familias, organizaciones civiles, colectivos sociales y ciudadanos de diversas edades, por las calles de la CDMX este sábado para exigir justicia y alto al crimen.

Decenas de miles de personas, marcharon en Ciudad de México encabezadas por jóvenes que impetuosos exigieron justicia por el asesinato del alcalde Carlos Manzo y clamaron un alto a la violencia en el país.


Así el llamado Movimiento del Sombrero, que fue especialmente exaltado por la llamada Generación Z, logró reunir a ciudadanos de todas las edades en una protesta marcada por la indignación y el simbolismo, que se enfrentó primero a las vayas colocadas en torno al Palacio Nacional y la plancha del Zócalo, y mas tarde a los grupos de policías antimotines, conocidos como granaderos que trataron de contener y retraer a las y los manifestantes con sus consignas de reproche hacia el gobierno federal.


Así, vimos una reunión multitudinaria que se movilizó con los jóvenes al frente, junto a familias, organizaciones civiles, colectivos sociales y ciudadanos de diversas edades, avanzando por las calles de la capital del país este sábado.


La marcha salió caminando poco antes del mediodía desde la Glorieta del Ángel de la Independencia rumbo al Zócalo de la capital del País haciéndose notar con el estruendo de las consignas contra el gobierno, pancartas reclamando la inseguridad, además dejando ver múltiples fotos y símbolos en honor a Carlos Manzo, alcalde asesinado de Uruapan, a quien evocaban simbólicamente los sombreros de ala ancha, que portaban muchos y muchas participantes, lo que ya es un emblema del denominado Movimiento del Sombrero.


En la marcha fue evidente un cierto grado de organización, más allá de la diversidad de generaciones reunidas, con jóvenes adolescentes, de la llamada Generación Z, a quienes apoyaron y siguieron padres, abuelos, colectivos ciudadanos, también se distinguieron grupos de activistas de otras entidades, como San Salvador Atenco.


Muy destacables fue la presencia de Rachel, abuela del exalcalde asesinado, al frente de uno de los contingentes, a quien acompañaba el diputado independiente michoacano Carlos Alejandro Bautista Tafolla; ambos caminando y exigiendo a través de la manta que portaban, el esclarecimiento del crimen de Manzo, perpetrado el 1 de noviembre por un adolescente de 17 años, reprochaban también la supuesta omisión del Estado en garantizar su seguridad.


“¡Justicia para Carlos!”, “¡No más violencia!”, “¡Fuera Morena!” y “¡México despierta!” eran las consignas más recurrentes y destacaban también los carteles pegados en las vallas que protegían edificios históricos, donde figuraban nombres y rostros de presuntos "narcopolíticos" con los cuales reavivaron el reclamo por la supuesta infiltración del crimen organizado en el gobierno.


En el recorrido por Paseo de la Reforma y avenida 5 de Mayo se percibía entusiasmo, el cual se transformó al llegar al Zócalo donde se convirtió en tensión, con solo contemplar las vallas metálicas colocadas por el gobierno capitalino tres días antes al rededor del Palacio Nacional y en el perímetro de la Plaza de la Constitución, con motivo de la manifestación de la CNTE los días 13 y 14 de noviembre.


Así se empezaron a dar intentos de algunas personas con el rostro cubierto que buscaban trepar las estructuras, golpearon los muros con martillos y palos, y lanzaron petardos y cohetes contra estos. Pasados unos minutos lograron derribar secciones completas de las vallas que protegían el acceso a Palacio Nacional, solo para toparse con agentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) que respondieron activando extintores para frenar el avance de los inconformes.


Esta incursión generó confusión y divisiones entre los manifestantes pues aunque algunos vitoreaban el derribo, otros lo repudiaban coreando “¡No me representas!” y “¡Fuera encapuchados!”, con lo que también trataban de frenar la confrontación.


Con las vías de acceso generadas violentamente, los enfrentamientos se extendieron, lanzaban proyectiles que dejaron algunos heridos entre los manifestantes y el choque se prolongó más de una hora, a sólo unos metros del la residencia presidencial.


Entre las expresiones observadas durante la marcha en lonas y carteles, había textos recurrentes que señalaba a la presidenta Claudia Sheinbaum como “culpable por omisión”, que derivó en la muerte de Carlos Manzo, a causa del abandono de las autoridades frente a la violencia política.


Otros recriminaban el estado de descomposición que vive el país. “La educación está quebrada, el sistema de salud colapsado, no hay seguridad ni justicia”, algunos más argumentaban anticipando intentos de descalaificación de su protesta, argumentando: “No importa la generación, lo que importa es que México está sangrando y no podemos quedarnos de brazos cruzados”.


Entre los participantes se pudo escuchar también la convicción respecto a la protesta como su personal intento sumarse para visibilizar el hartazgo de una generación que ha crecido entre violencia, impunidad y crisis institucional. “No somos apáticos, estamos aquí para demostrar que sí nos importa la política aunque nos digan lo contrario, que queremos un futuro sin miedo, con justicia”.


Otros portaban pancartas con frases como “No más abrazos, exigimos justicia”, “El narco gobierna” y “México sin miedo”. Algunos más repartieron durante el recorrido volantes que acusaban al gobierno federal de complicidad por omisión con el crimen organizado.


La protesta de este sábado se conectan con otras movilizaciones ciudadanas previas, donde se evidencia el descontento profundo con las políticas de seguridad, la impunidad y la percepción de tolerancia y connivencia fuerzas del Estado y redes del crimen.


De esta manera, la capital del país y decenas de ciudades a lo largo del país, tratan de hacer trascender lo que comenzó como una marcha juvenil en memoria de un alcalde asesinado. Hoy se habla de una jornada nacional de repudio a la violencia y al gobierno federal, en la cual la Generación Z, más que una división generacional, podría estarse convirtiendo en un símbolo de resistencia transversal.


Pasadas aproximadamente 4 horas desde el inicio de la movilización, se registraban los últimos enfrentamientos en el Zócalo y calles aledañas donde impedían el paso a más ciudadanos a la plancha, mientras en redes sociales ya se viralizaban imágenes de la protesta: sombreros alzados, mantas con el rostro de Manzo, padres y madres abrazando a sus hijos, jóvenes al grito de “México no se rinde” y también policías encapuchados arremetiendo contra manifestantes que no .


Según reportaron medios capitalinos, entre los grupos convocantes y asistentes se encontraron colectivos como Policías Federales con Dignidad, Unión Social Civil México, Madres Buscadoras, Oposición Redes Ciudadanas, La Marea Rosa, Revolucionarios Mexicanos, Movimiento Plural de Comerciantes, Trabajadores del Sector Salud, y asociaciones como No al Populismo de Izquierda ni de Derecha y México Grande y Libre. También participaron agrupaciones de comerciantes, vecinos de Iztacalco y colectivos feministas.


Tal parece que pese a las conforntaciones violentas no será posible descalificaar estas movilizaciones ni acallar a los diferentes sectores de la población, especialmente a los jóvenes que evidentemente han alzado la voz en las calles y los medios digitales y no están dispuestos a callar ante la violencia, y persisten en la exigencia de justicia, mas allá de sus diferentes focos de interés habitual.


Pensar que esas nuevas generaciones estaban solo ocupados de asuntos diversos o absortos en temas triviales que nada tenían que ver con la seguridad, la criminalidad, la violencia, la impunidad o la injusticia, ya se demostró que es un error y ahora se siguen sumando a las exigencias convertidas en un clamor colectivo por un mejor gobierno y mejor país.


 


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