El aumento al costo del pasaje, autorizado por la Secretaría de Movilidad el viernes pasado, se presume estuvo basado en un estudio técnico que la autoridad asegura haber realizado aunque poco se conoce, invoca nuevamente la necesidad de un ordenamiento que se prometió culminar desde el primer año del actual gobierno y llegando al segundo no se ha concretado.
Debe ser algo mágico también el documento, pues establece que el transportista que aplique la tarifa deberá principalmente: Someterse a la reestructura para mejorar el servicio de transporte; mantener la unidad limpia; priorizar el pago de los servicios de mantenimiento de las unidades; mantener vigente su seguro conforme a las disposiciones jurídicas; contar con equipos de videovigilancia actualizado; ser operado por personal capacitado y con licencia adecuada, certificado toxicológico; respetar la vida útil de la unidad, conforme a los lineamientos; contar con la cromática autorizada; cumplir con la revisión físico-mecánica de las unidades y en general cumplir con las leyes vigentes en la materia. O sea, lo ya conocido (que no ha funcionado) pero ahora rigurosamente supervisado suponemos.
No sabemos como usuarios a ciencia cierta que hará de especial la autoridad para garantizar que, ahora si, los transportistas cumplan con la mejora comprometida, pues su receta tradicional evidentemente no funcionó y sería de locos pensar que ahora, por alquimia lo haría.
Ojalá no hubiera razón para el escepticismo. Por cierto, gracias a los transportistas por su consideración, pues aseguran que necesitan más pero por ahora con eso se conforman.