Lamentablemente la creación del Instituto de Salud para el Bienestar para sustituir al Seguro Popular, ha mostrado ser otra buena intención y un discurso esperanzador, que en la ejecución, que luego de un año, año en el que, en el gobierno de la cuarta transformación no alcanzaron a diagnosticar y diseñar adecuadamente para que funcionara eficazmente sin poner en predicamentos a los enfermos que de este dependen ni a sus familias. Caro está resultando que no le digan al Presidente las implicaciones de sus decisiones, que no le digan cuando algo no se puede hacer o no tenga su equipo la capacidad para cumplir lo que él compromete benévolamente. A ver cuándo aprenden, ojalá pronto porque faltan cinco años y es mucho lo que han prometido transformar y no solo demoler.
Oscar Glenn