¿Bajo control?

Oscar Glenn

¿Bajo control?

Ojalá
Por @OscarGlenn



Es inquietante para la población y ha sido tomado como ofensivo para este gobierno el que se señale desde el exterior, que hay regiones en el país donde imperan grupos delincuenciales que hacen valer su voluntad en contra de las leyes que se suponen vigentes.



Tales afirmaciones, viniendo de personajes de la política norteamericana, no solo se han rechazado en México, sino se han catalogado como intentos injerencistas que ofenden la soberanía nacional y en tal circunstancia se desestiman cerrando las posibilidades de análisis conjunto, y no se diga de “colaboración”, pues se toman como material contaminado de efluvios político-electorales sin interés autentico por contribuir a soluciones reales, que además parten de desconocer los esfuerzos que el gobierno mexicano hace.



A este problema serio en el que se ha abierto un frente de debate y está pendiente una solución, sobreviene con una sensación similar de descontrol por parte del gobierno mexicano -aunque duela reconocerlo- en el tema migratorio, en el cual, lejos de cumplir con la atrevida promesa que hizo el presidente mexicano desde el inicio de su sexenio, de mejorar el trato a los migrantes que intentan cruzar nuestro país para llegar a los Estados Unidos, han enfrentado mal trato e incompetencia para manejarlo adecuadamente.



Ya sea por sacrificar sus propósitos iniciales para colaborar en su momento con el gobierno de Donald Trump o por haber subestimado la complejidad del tema, las tácticas para contener las corrientes de migrantes han sido cuestionadas y en diferentes momentos han sido evidenciadas por insuficientes, inadecuadas e inhumanas, poniendo en el “ojo del huracán” al Instituto Nacional de Migración, cuya última inefable “proeza” ha sido tratar de sortear la responsabilidad de sus funcionarios por la muerte de 40 migrantes a causa de un incendio en sus instalaciones de Ciudad Juárez, donde salieron a relucir diferentes situaciones cuestionables, al punto que hoy se procese la desaparición del instituto, como si eso pudiera atenuar o mejorar la situación.



Si algo no faltaba, la Semana Santa arrojó otra historia casi inverosímil en la cual desde el día martes se dio a conocer la desaparición en la región de Matehuala, San Luis Potosí de un grupo de 23 paseantes que viajaban en dos camionetas de servicio turístico, provenientes de Guanajuato, generando la movilización de fuerzas federales, estatales y municipales para tratar de dar con su paradero y tener como resultado el hallazgo de 131 personas, descubriendo que muchas de ellas eran de origen extranjero tratando de llegar al norte del país. Podemos imaginar que si no se hubieran movilizado por los primeros 23, incierta sería hoy la suerte de las demás personas encontradas.



Ojalá cupiera la sensatez en el equipo de funcionarios mexicanos para reconocer que problemas como estos no se resuelven con palabrería abundante y que si se necesita para retomar el control, más que la lealtad, el profesionalismo y la capacidad al máximo para diagnosticar, reconocer complejidad y dimensión de los problemas, correspondiendo con acciones mejor enfocadas, planeadas y programadas y que ni distractores ni victimizaciones funcionan invariablemente. Ojalá se recuperará la tranquilidad para transitar por el país. De saldo mortal de la violencia criminal en vacaciones, habrá que hablar.