¿Quieren ser candidatos?

Oscar Glenn

¿Quieren ser candidatos?

En días recientes hemos visto infinidad de publicaciones en redes y comentarios en medios de comunicación en torno a los procesos de selección de candidatos de las diferentes fuerzas políticas.

Los y las aspirantes con su mejor sonrisa, con la actitud, la indumentaria y el conocimiento de las reglas e incluso de sus posibilidades y probabilidades en el juego que desean jugar, están dispuestos a hacer lo que corresponda para lograr su objetivo. Se han preparado para ello en diferentes sentidos.

Para algunas de estas personas conseguir la candidatura es ya un triunfo en sí, el mérito o al menos un paso más en su carrera política, la cual escogieron o en la que vieron una oportunidad de desarrollo y la tomaron.

He visto como aquellos que llegan a compartir su intención política, recogen los vítores de sus simpatizantes, lo mismo que un buen catálogo de mofas y vituperios ya por la militancia que ostentan, por sus ambiciones, sus intenciones, su historia y hasta su apariencia, la andanada puede ser brutal y con eso algunos se sienten participativos y realizados.

Creo que a nadie se puede reprochar que intente avanzar en el oficio o profesión que haya elegido y que para ello deba invertir lo mejor de las cualidades que esa actividad requiere, así sea hoy recibir una buena dosis de mentadas descalificaciones, algunas bien merecidas, otras gratuitas, pero que acaban por ser gajes del oficio y parte del precio que tendrán que pagar para tratar de conseguir lo que anhelan.

Ellos y ellas están en lo suyo, dispuestos a enfrentar lo que venga, eso no los hace héroes ni heroínas. Pero los que no queremos ser candidatos tenemos que ser buenos electores. ¿Nos estamos preparando para tomar una decisión sensata o sólo para darle otro desfogue a la frustración y la revancha?

Ojalá quienes decidimos no ser candidatos asumamos nuestro deber de ciudadanos convencidos, dispuestos, preparados. Ojalá evitemos discusiones vacuas y estériles, dejemos de ver esto como una batalla personal, suprimamos las ofensas y calumnias sin argumentos. Ojalá abramos oídos y mente a discusiones argumentadas, observemos acuciosamente y evaluemos a partir de elementos verificables a quienes se postulan.

Necesitamos elegir bien, personas muy capaces y confiables en todos los cargos, entre otras cosas, para salir del bache en que nos ha metido esta pandemia. Es ahora.