Todo lo que sucede en el municipio es incumbencia del alcalde.
Las incumbencias municipales rebasan la prestación de los servicios públicos, si bien es cierto que los incluyen, son un mapa de las necesidades de la ciudadanía y los habitantes, son un radar de operación.
Un gobierno de calidad no solo atiende el cumplimiento de las atribuciones consignada en todas las disposiciones jurídicas, retoma la responsabilidad que asume como triunfador de una elección, y esta responsabilidad abarca atender todas las incumbencias de su territorio.
Por ejemplo, atender inundaciones causadas por fenómenos naturales, y cuando digo atender no significa solo tener actividades de protección civil, significa coordinar, rescatar a las personas de los ríos, sacar el agua de las casas, acondicionar albergues, y, sobre todo, hacer sentir que hay una autoridad responsable.
También se trata de responsabilizarse de los apagones y hacer un frente común para que se restaure el servicio lo más pronto posible en casas, hospitales y comercios.
Una cualidad de las incumbencias es que se deben de trabajar codo a codo con los vecinos, pues no es lo mismo que el ayuntamiento reporte en el informe anual que podó metros y metros de pasto para tener en buen estado los parques y jardines, a que se construya una agenda de embellecimiento de la ciudad con la participación de ciudadanos y gobierno, generando una estrategia para mejorar la imagen urbana de acuerdo con las necesidades de colonias y comercios.
En un sentido más amplio, los lideres municipales exitosos no solo atienden el cumplimiento de la ley, sino las necesidades de la ciudadanía y sectores sociales y económicos interesados en su gobierno, atienden todas sus “incumbencias”.
Es un debate innecesario pensar que los ayuntamientos solo deben prestar los servicios públicos que les ha consignado el marco constitucional, cuando en realidad la propia sociedad quiere que el alcalde se involucre en la solución de todos los problemas que se le atraviesan diariamente, en pocas palabras, para las personas que habitan en una demarcación, el alcalde es el representante del gobierno federal, estatal y municipal en el momento en que se presenta el problema, y por lo tanto, debe resolver.
Si no hay maestros en las escuelas, si no hay médicos en las clínicas, le toca al alcalde resolver, nunca, nunca, nunca puede decir que es responsabilidad del gobierno estatal o federal, la gente no entiende eso, ni tampoco lo cree, y aunque digan los técnicos que el alcalde no se debe meter en esos temas, deben entender que no es que quiera meterse, su liderazgo lo responsabiliza.
Bogotá atendió el problema de el congestionamiento vehicular contratando a las personas que vendían en las esquinas para que ordenaran el tráfico, mientas que en muchas ciudades mexicanas se hizo obligatorio el paso de uno y uno. Ambos casos son ejemplos de cómo generar una solución a un problema de gobierno local, esas son sus incumbencias.
Un gobierno de calidad no solo atiende el cumplimiento de las atribuciones consignada en todas las disposiciones jurídicas, retoma la responsabilidad que asume como triunfador de una elección, y esta responsabilidad abarca atender todas las incumbencias de su territorio.
Por ejemplo, atender inundaciones causadas por fenómenos naturales, y cuando digo atender no significa solo tener actividades de protección civil, significa coordinar, rescatar a las personas de los ríos, sacar el agua de las casas, acondicionar albergues, y, sobre todo, hacer sentir que hay una autoridad responsable.
También se trata de responsabilizarse de los apagones y hacer un frente común para que se restaure el servicio lo más pronto posible en casas, hospitales y comercios.
Una cualidad de las incumbencias es que se deben de trabajar codo a codo con los vecinos, pues no es lo mismo que el ayuntamiento reporte en el informe anual que podó metros y metros de pasto para tener en buen estado los parques y jardines, a que se construya una agenda de embellecimiento de la ciudad con la participación de ciudadanos y gobierno, generando una estrategia para mejorar la imagen urbana de acuerdo con las necesidades de colonias y comercios.
En un sentido más amplio, los lideres municipales exitosos no solo atienden el cumplimiento de la ley, sino las necesidades de la ciudadanía y sectores sociales y económicos interesados en su gobierno, atienden todas sus “incumbencias”.
Es un debate innecesario pensar que los ayuntamientos solo deben prestar los servicios públicos que les ha consignado el marco constitucional, cuando en realidad la propia sociedad quiere que el alcalde se involucre en la solución de todos los problemas que se le atraviesan diariamente, en pocas palabras, para las personas que habitan en una demarcación, el alcalde es el representante del gobierno federal, estatal y municipal en el momento en que se presenta el problema, y por lo tanto, debe resolver.
Si no hay maestros en las escuelas, si no hay médicos en las clínicas, le toca al alcalde resolver, nunca, nunca, nunca puede decir que es responsabilidad del gobierno estatal o federal, la gente no entiende eso, ni tampoco lo cree, y aunque digan los técnicos que el alcalde no se debe meter en esos temas, deben entender que no es que quiera meterse, su liderazgo lo responsabiliza.
Bogotá atendió el problema de el congestionamiento vehicular contratando a las personas que vendían en las esquinas para que ordenaran el tráfico, mientas que en muchas ciudades mexicanas se hizo obligatorio el paso de uno y uno. Ambos casos son ejemplos de cómo generar una solución a un problema de gobierno local, esas son sus incumbencias.
