Se espera que el impacto de la pérdida de ingresos por el turismo, la caída de las remesas y las restricciones de viaje dejen a unos 130 millones de personas con hambre aguda este año, que se suman a cerca de 135 millone.
"Todos tenemos que unirnos para hacer frente a esto porque si no lo hacemos el coste será demasiado alto: muchas vidas perdidas y muchos, muchos más medios de subsistencia perdidos", dijo Arif Husain, economista jefe y director de investigación, evaluación y monitorización del Programa Mundial de Alimentos.
Husain indicó que era fundamental actuar con rapidez para evitar que las personas que ya vivían de forma precaria terminen en perores condiciones.