Imagogenia: Más allá de los 12 cms

Martha Nava

Imagogenia: Más allá de los 12 cms

Cualquiera que me conoce sabe que si existe alguien amante de los tacones soy yo, no importa el lugar, el momento o el clima siempre hay un par de zapatos altos disponibles en mi closet, o ¿no?

Sin embargo, y a pesar de ser defensora de los high heels, hay protocolos de vestimenta para cada ocasión, y no, no siempre se deben de usar tacones -aunque suene contradictorio para muchas-. En este caso me refiero específicamente al garrafal error de estilo y la carencia de empatía hacia terceros que tuvo la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump al salir a Texas tras las inundaciones que hubo en el Estado con stilettos negros y vestimenta de pantalon negro entallados, bomber verde militar y lentes tipo aviador; claro está que las críticas en redes sociales no se hicieron esperar.

Así Melania Trump convirtió -seguramente sin querer- a un par de Manolos -la marca de los zapatos- en un símbolo efímero de desigualdad.

Recordemos que las primeras damas -sobre todo las de Estados Unidos- son sometidas a grandes presiones mediáticas que analizan con lujo de detalle desde su comportamiento y su discurso hasta su vestimenta, es decir su imagen; y más ahora que éste puesto es ocupado por una ex modelo. También hay que dejar en claro que la parte más amable y empática de una administración es el papel que juega la primera dama, y aquí es evidente el fallo, su característica "elegancia" no empató con las trágicas escenas de la zona afectada.

Esta nueva polémica que repercute en su imagen -sabemos que no es la primera- está cimentada sobre todo en la carente empatía que ha demostrado su marido el Presidente, Donald Trump quién no ha reaccionado "correctamente" ante eventos desafortunados de índole nacional en internacional como los acontecimientos de Charlottesville y que se suma a la vida de opulencia que nunca han intentado ocultar.

La problemática no son los tacones o el peinado perfecto, es el conjunto de estímulos mal encaminados ante un momento de necesidad y emocionalidad social; si bien la primera dama bajó del avión en tenis blancos, camisa blanca y gorra negra con las iniciales FLOTUS (First Lady of the United States/ Primera Dama de los Estados Unidos) este debió haber sido su atuendo inicial ya que cambiar de ropa lo único que logró fue otra lectura incorrecta de su imagen "el personaje público cedió ante la presión digital".

Y en su afán de cambiar el dedo que señala el mal manejo de imagen física de la primera dama, su director de comunicación dijo que "le parecía triste que con un desastre natural activo en Texas, la gente estuviera preocupada por el calzado de la primera dama." Hay que insistir, no es el calzado lo que molesta a su audiencia, sino lo que dice más allá de sus 12 centímetros de altura: la superficialidad de la pareja presidencial -y su familia- y lo desconectados que están de la realidad social.

Y así se abre el debate sobre la delicada importancia del papel que juega la primera dama en la percepción social del presidente, no importa el país; un aspecto que se debe analizar para el 2018.


@Mar_Naa



Martha Nava Argüelles