Imagogenia

Martha Nava

Imagogenia

La imagen urbana no es un tema que deba tomarse a la ligera, y la realidad es que es tan complejo que cuesta trabajo decidir por dónde empezar.

Al menos en el Estado de México el transporte público -desde mi personal punto de vista- es uno de los elementos que más deprecian la percepción colectiva de una ciudad, ya sea por temas de inseguridad o por el simple hecho de la carente sensibilidad social que, seamos honestos, tampoco aporta a cuidarlo.

Entonces, el problema del transporte en la entidad es un conflicto de imagen colectivo que tiene mucho fondo y que al final del día afecta la forma, aquí en efecto sí se deben de repartir culpas.

Empecemos por el ciudadano, para esto les platicaré una anécdota familiar: hace algunos años mi papá tenía un taller mecánico, mi mamá enojada por el mal estado del transporte -el ruido que hacen los camiones, las múltiples marcas de "coche", lo rayado de los vidrios- llegó a la llantera -así le decíamos al taller- y se quejó con mi papá; justo en ese momento salía del lugar un camión en perfecto estado -servicio al día, carrocería sin marcas y pintura perfecta, tapizado nuevo, llantas nuevas, etcétera- mi papá le enseño el camión y las condiciones en las que lo entregaba. Dos días después, mi papá llamó a mi mamá para que viera las condiciones en las que se encontraba la misma unidad, era una escena lamentable y no, no era culpa del chofer o de la empresa transportista y mucho menos del sector gubernamental encargado de la movilidad en ese momento. La unidad colectiva tenía grafitis por afuera y por dentro, el tapiz -nuevo- estaba rajado por lo que asumen era una navaja -todos los asientos, así como lo lee, todos y cada uno de los asientos-, las ventanas rayadas -o más bien "grabadas"-, las paredes dibujadas con plumón permanente.

Espero, estimado lector, se haya podido imaginar la escena. El tema de la movilidad es en efecto uno que nos concierne a todos porque no me diga que usted no ha hecho parada en un lugar prohibido o nunca ha dejado una basura "sin querer" en el asiento que ocupaba. Sin embargo, como dije estás culpas las tenemos que repartir.

El chofer de la unidad, ya sea de taxi o de camión -y ahora hasta de moto taxis aunque estén prohibidos-: en primera tiene que lidiar con la inseguridad que reina en el sector, cuantas noticias sobre asaltos en transporte público no hemos visto -vaya, hasta unidad especial de seguridad les tuvieron que crear-, o en su defecto son parte del problema de inseguridad; por otro lado muchos choferes -sin generalizar- no son tan diestros al manejar hasta representan una amenaza vial y no sólo eso, pareciera que el reglamento de tránsito se lo pasan por el arco del triunfo -ya no hablemos de la carencia de uniforme o higiene personal- y no generalicemos pero aquí pagan justos por pecadores. Es decir, la lista de faltas es larga y todas y cada una de ellas afecta la imagen del transporte.

Así, paso a quién es responsable de regular el transporte en el Estado de México, la Secretaria de Movilidad que si bien ha buscado implementar diversos programas -número telefónico de quejas, cámaras de vídeo vigilancia en las unidades, entre otros- y evitar el alza a la tarifa para no afectar el bolsillo de los mexiquenses, sus esfuerzos han sido poco exitosos ya que el transporte público se sigue percibiendo como inseguro, desordenado, inestable -porque los transportistas insisten en subir la tarifa-, poco amigable con el medio ambiente -a excepción del Mexibus en Ecatepec- y cero atractivo -infraestructura ineficiente y obsoleta-.

El problema de la movilidad en la entidad es serio, somos más de 16 millones de habitantes -sin considerar a los usuarios del transporte en la entidad que viene de la Ciudad de México y de Hidalgo- puede ser que no todos lo usemos pero éste es uno de los retos más importantes para el futuro gobernador Alfredo del Mazo, porque dudo que sus propuestas de campaña en la materia -como la regulación de las vías públicas, "obligar" al transporte a circular por rutas establecidas como si esto no se haya tratado anteriormente, las cámaras de seguridad en las unidades y tomar medidas medioambientales- sean suficientes.

Y así queda en manos de la siguiente administración mejorar la imagen urbana de nuestro Estado, sin duda es mucho el trabajo y se tiene que estudiar de fondo, pero es crucial que se actúe al respecto para cambiar la percepción colectiva sobre el transporte público.



Martha Nava Argüelles