Imagogenia

Martha Nava

Imagogenia

La reputación es uno de los activos intangibles más valiosos de una empresa, figura pública, institución o de cualquier ser humano. Y para la imagen este es el punto focal con el cual se trabaja.

El mejor ejemplo de crisis de reputación lo representan los partidos políticos en México, que si bien no podemos olvidar crisis empresariales como las de United Airles con su carente tacto y sus políticas arcaicas o la de Samsung Galaxy y sus teléfonos explosivos; el PRI, el PAN, el PRD y hasta Morena hoy viven una fuerte problemática en su imagen.

Está por demás decir que el Partido Revolucionario Institucional es el que más temas tiene por trabajar derivado de varios factores: primero éste es el partido que con más tiempo ejerciendo en el poder -recordemos que la reputación buena o mala se construye a través del tiempo-, es el que se encuentra actualmente administrando los recursos nacionales -y es al que culpamos de todos nuestros problemas, vaya tiene la culpa hasta de que no nos guste la sopa-; pero no sólo eso, también debemos considerar a los miembros de la institución que son fundamentales en proyectar la esencia de la misma y la realidad es que muchos de sus miembros han dado de que hablar: Javier Duarte ex gobernador priista de Veracruz acusado de enriquecimiento ilícito -entre otras cosas- o Humberto Moreira ex gobernador de Coahuila detenido en España por lavado de dinero, por mencionar algunos. Es decir, los miembros de la institución y su reputación resultan fundamentales para la proyección de una imagen institucional efectiva.

El PAN no se queda atrás, en esta crisis de imagen, al mostrar en público -y seguramente en privado- los conflictos internos y la división que existe derivado de la selección de candidato para el 2018 dónde el president del partido, Ricardo Anaya parece imponer a Rafael Moreno Valle mientras que Margarita Zavala se aferra al proceso; así el PAN se proyecta como desorganizado y sin sentido de unión o pertenencia, los integrantes del mismo van por el poder más allá de los intereses del partido ya no digamos los intereses sociales. Pero no sólo eso, también el PAN ha enfrentado escándalos empezando por la fallida "guerra contra el narcotráfico" del expresidente pianista Felipe Calderón que depreció la imagen turística de México y que a la fecha se sigue reconstruyendo, no olvidemos los escándalos mediáticos del actual presidente del PAN por la supuesta vida de lujo que da a su familia en Estados Unidos o el caso del ex gobernador de Sonora Guillermo Padrés acusado de desvío de recursos públicos y enriquecimiento ilícito.


Por su parte, para el PRD su mayor momento de crisis fue la salida de AMLO de sus filas, porque en ese momento el partido dejó de ser la esperanza de muchos ciudadanos y militantes que siguieron a Andrés Manuel con Morena, lo que se reflejó en el senado -por ejemplo- donde quedaron diez senadores de los 22 que tenía; un golpe fuerte a su reputación y que además tiene gran injerencia en su supuesta crisis económica. Tanta inestabilidad dentro y fuera del partido es inevitable ocultarla; y aunque el intento fue "sano" Alejandra Barrales presidenta de dicho partido, sigue sin posicionar exitosamente la imagen de éste -en efecto ha invertido cerca de 9 millones de pesos en la tarea, de los cuales 3.4 los destinó en pagar los spots realizados por Pedro Torres, director de cine y televisión-.


Y a pesar de lo anterior, la reputación de Morena no se encuentra intacta ya que en el reciente proceso electoral salió a la luz un vídeo de la ex candidata de Morena en Las Choapas, Veracruz Eva Cadena quien recibía dinero -supuestamente medio millón de pesos- para entregar a su líder AMLO para su campaña presidencial que tiene 12 años trabajando; y aunque la reacción de los voceros del partido y del mismo Andrés Manuel para deslindarse y cesar a su militante fue casi inmediata lo cual es un acierto en manejo de crisis más con la volatilidad de las redes sociales, el antecedente queda latente. Y claro está, no nos olvidemos de todos aquellos momentos en los que su líder -AMLO- se ha mostrado a la defensiva en las entrevistas dónde además parece que no contesta lo que se le pregunta -contesta lo que quiere y sin coherencia alguna-, o aquel vídeo famoso en el que persigue a una paloma -con el que todos nos quedamos con cara de interrogación-; y finalmente aquellas notas que indican el apoyo de Morena al partido de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela país que vive un fuerte desequilibrio social.

Estos y muchos otros elementos contribuyen a que la reputación de los partidos políticos esté en aprietos, porque si se dice la palabra "político" lo primero que viene a la mente es corrupción e ineptitud, y pareciera que ni los partidos ni sus miembros están conscientes de esta problemática: siguen sin trabajar en un discurso efectivo -empate de palabra con acción-, siguen sin trabajar en los intereses sociales y pareciera que se concentran en el interés propio, y lo que es peor siguen brotando escándalos que los hunden más en esta crisis de imagen.


@Mar_Naa



Martha Nava Argüelles