Pensar antes de hablar

Oscar Glenn

Pensar antes de hablar

Es claro que cada una de las expresiones y publicaciones del Presidente de México, buscan por encima de todo reforzar la fe de su grupo de seguidores, aún a costa de generar más polarización con el resto de la sociedad mexicana, con todo y los llamados que él mismo hiciera semanas atrás para trabajar hacia la unidad del país y dejar a un lado la beligerancia de los tiempos de campaña.

Quizá en algún momento de serenidad lo pensó y lo dijo, pero con el reciente decrecimiento de su aceptación por las pifias o la falta de resultados de su gobierno, como el "Culiacanazo" en Sinaloa o los severos cuestionamientos de los Diputados Federales de oposición durante la comparecencia del Secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, más sus desatinos declarativos, la intención se fue a la basura.

En esa lógica surge la descabellada idea de sugerir que los críticos de la 4-T están fraguando un golpe de estado en su contra y motivar a sus leales a rechazar la validez de cualquier interrogante o exigencia de resultados con evidencias más que ilusiones del Gobierno; así motiva también una mayor polarización entre la sociedad y tratan de desviar la atención de los temas más complicados que debe resolver sin trucos retóricos.

Ojalá el mandatario se detuviera a pensar, que sus palabras acentúan en la gente la intolerancia y la agresividad, que no basta con un simple llamado a no ofender y ser respetuosos, cuando él como algunos de sus subalternos opta por descalificar e incluso acusar sin pruebas suficientes a quienes no se ponen bajo la lupa sus mensajes y datos, ya sean periodistas, influencers o simples ciudadanos.

Así se ha generado una relación tensa con periodistas que no se conforman con las inconsistencias e incongruencias de sus respuestas a preguntas fundamentales sobre el accionar del Gobierno de la República y no se puede autoengañar con la ilusión de ser el Presidente que más informa porque se planta cada mañana en una conferencia de prensa, si en ésta gusta de imponer su mensaje y evadir las preguntas sobre los temas que no están en su agenda.

El presidente escogió el mecanismo y la dinámica para comunicar, logró asumir cierto control sobre la narrativa a través de las redes sociales; pero eso no es todo. Además del desgaste por sobreexposición y el riesgo de acabar hablando de temas que no domina por completo, la escasez de resultados, la descoordinación en la comunicación de los miembros de su gabinete y la falta de respeto que ha mostrado por el ejercicio periodístico, son una combinación que repercutirá en su aceptación y lo llevarán dando tumbos.

Ojalá de verdad piensen en los mexicanos, en el país, antes de hablar, antes prometer o descalificar. Que quede claro señor Presidente: Exigirle resultados, congruencia y eficacia no es fraguar un golpe de estado, es la demanda para que su gobierno trabaje bien, con sensatez y visión; contenga la soberbia y la necedad; deje la polarización y el doble discurso.

Provocaciones-

1 El Presidente ha dicho que a un año del "Culiacanazo" y la liberación de Ovidio Guzmán la seguridad y la Paz en el país mejorarán notablemente; pero el Secretario de Seguridad, Alfonso Durazo dijo a los legisladores que esperaran al 2024. ¿Quién tiene los datos buenos?

2. La Auditoría Superior de la Federación detectó irregularidades y faltantes por más de 2 mil 500 millones en el último tramo de construcción del llamado Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), otro monumento a lo mal hecho en el peñanietismo ¿Y los responsables cuándo?

3. Los resultados y la transparencia dejan ver una parte de sus acciones, las contradicciones y los "otros datos" evidencian ineficacia, descoordinación y siembran dudas.