Mire Usted, quienes hemos tenido algún contacto con el cáncer, por padecimiento, por conocidos, amigos o familiares, entendemos que se trata de una batalla constante, permanente, inacabable, con el acompañamiento triste de la muerte.
No hablamos sólo de mujeres, hombres o niñas y niños, se trata de un sistema integral, donde la supervivencia depende de todos, más aún de los medicamentos que debe aplicárseles a los pacientes y que tales son adquiridos por los impuestos que pagamos todos. No se trata de un juego absurdo de dimes y diretes políticos que dejan al descubierto que algunos, para no ser vistos, se esconden entre el excremento.
Llama la atención que, en el exterior del aeropuerto, frente a la secretaría de salud y gobernación, en algunos de los hospitales de la Ciudad de México, pacientes infantiles y sus padres exigen la intervención del presidente Andrés Manuel López, con pancartas que dicen "no me quiero morir".
La doctora Mónica Villa, especialista del área de Hemato-Oncología del hospital "Federico Gómez", señaló que hay desabasto y que PISA, la empresa que suministraba el medicamento, necesario para los tratamientos contra el cáncer, les informó que fue la Cofepris la que detuvo el suministro de sus productos.
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), se defiende diciendo que el desbasto se debió al cierre de la farmacéutica PISA, no a ellos, y qué tal la belleza del octogenario secretario de Salud, Jorge Alcocer, quien aseguró que no hay riesgo de que los menores mueran por dejar de tomarlo por unos días.
En su insignificancia política, estos tipos externan una deplorable actitud ante el dolor de los pacientes y sus familias. Restarle importancia es patético y falto de ética. Los pacientes no saldrán a pintarrajear el Ángel de la Independencia, pero los focos rojos son latentes.
Acá en el estado, Issemym, la Secretaría de Salud y el IMSS revelan no tener esos problemas. Qué bueno que estén confiados… Mi twiter @raulmandujano
No hablamos sólo de mujeres, hombres o niñas y niños, se trata de un sistema integral, donde la supervivencia depende de todos, más aún de los medicamentos que debe aplicárseles a los pacientes y que tales son adquiridos por los impuestos que pagamos todos. No se trata de un juego absurdo de dimes y diretes políticos que dejan al descubierto que algunos, para no ser vistos, se esconden entre el excremento.
Llama la atención que, en el exterior del aeropuerto, frente a la secretaría de salud y gobernación, en algunos de los hospitales de la Ciudad de México, pacientes infantiles y sus padres exigen la intervención del presidente Andrés Manuel López, con pancartas que dicen "no me quiero morir".
La doctora Mónica Villa, especialista del área de Hemato-Oncología del hospital "Federico Gómez", señaló que hay desabasto y que PISA, la empresa que suministraba el medicamento, necesario para los tratamientos contra el cáncer, les informó que fue la Cofepris la que detuvo el suministro de sus productos.
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), se defiende diciendo que el desbasto se debió al cierre de la farmacéutica PISA, no a ellos, y qué tal la belleza del octogenario secretario de Salud, Jorge Alcocer, quien aseguró que no hay riesgo de que los menores mueran por dejar de tomarlo por unos días.
En su insignificancia política, estos tipos externan una deplorable actitud ante el dolor de los pacientes y sus familias. Restarle importancia es patético y falto de ética. Los pacientes no saldrán a pintarrajear el Ángel de la Independencia, pero los focos rojos son latentes.
Acá en el estado, Issemym, la Secretaría de Salud y el IMSS revelan no tener esos problemas. Qué bueno que estén confiados… Mi twiter @raulmandujano
