Opiniones

El silencio no ayuda. suicidio en jóvenes

El silencio no ayuda. suicidio en jóvenes

Ricardo Joya Cepeda

Ayer domingo se conmemoró el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. En México la tercera causa de muerte en adolescentes es el suicidio, solamente detrás de los accidentes automovilísticos y lesiones con arma de fuego. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la tasa de suicidios aumenta en ese sector de la población y en adultos jóvenes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado que cada 40 segundos una persona se quita la vida y para el año 2020 habrá un suicidio cada 20 segundos y un intento cada segundo; por ello, convocó al Plan de Acción sobre Salud Mental 2013-2020 para reducir el fenómeno, que en México registra un crecimiento sostenido: en la década de los 90 se registraban dos suicidios por cada 100 mil habitantes y para el año 2014 ya eran 6.5 por cada 100 mil habitantes.

En el caso del Estado de México, la Encuesta Estatal de la Juventud 2013-2014 es el documento oficial "actual" al que se tiene acceso para conocer la situación de los jóvenes mexiquenses, y en ninguno de sus apartados se refiere el tema del suicidio, aunque sí ofrece algunos datos como el hecho de que 82 por ciento de los jóvenes llevaba un año sin estudiar o de sus hábitos sobre consumo de alcohol, cocaína, heroína, solventes, éxtasis y anfetaminas.

El 12 de agosto de 2010, la LVII Legislatura estatal aprobó la Ley de la Juventud del Estado de México, que entró en vigor el primero de septiembre de hace siete años y donde se establece la creación del Consejo Estatal de la Juventud, como instancia encargada de la "planeación, organización, coordinación, promoción, fomento y desarrollo integral de la juventud mexiquense".

Además de indagar si las políticas públicas están siendo verdaderamente transversales y lo suficientemente profundas para evitar una tendencia creciente, la primera tarea tendría que ser en las familias, porque nueve de cada 10 suicidas manifiestan sus intenciones mortales a través de gestos, palabras o cambios de conducta; quienes pretenden quitarse la vida han buscado formas para adaptarse al entorno, pero atraviesan momentos de crisis cuando sienten que fallaron.

Recordemos que en la prevención del riesgo pueden participar amigos, familiares y conocidos para brindar apoyo emocional. El silencio no ayuda; es necesario dialogar sobre el tema para reducir la ocurrencia y motivar al individuo a buscar otras alternativas.